“Turbo Power Rangers” no es una secuela que se esfuerce por ser algo más que una mera extensión de la nostalgia. Es un frenesí de colores, efectos especiales y referencias a la serie original, y aunque esto tiene su encanto, también se le confiere un carácter predecible y a veces torpe. La película intenta capitalizar el resurgimiento del interés en los Power Rangers en la era de Netflix, pero se queda a medio camino, ofreciendo una experiencia visualmente impactante pero emocionalmente distante.
La dirección de Matt Fleck y Torre Flanagan es, en gran medida, funcional. Logran crear un ambiente de acción constante, con secuencias de lucha rápidas y coreografiadas, aprovechando al máximo la tecnología de captura de movimiento para dar vida a los Rangers y a sus enemigos. Sin embargo, la dirección carece de una visión distintiva. No se atreven a tomar riesgos narrativos significativos, y la película se mantiene dentro de los parámetros más seguros y trillados del género de superhéroes juveniles. El ritmo es constante, pero esta constancia, combinado con la falta de profundidad emocional, puede resultar repetitivo para el espectador.
Las actuaciones son, como era de esperar, un elemento crucial de la película. Los actores que interpretan a los Rangers - quienes en este caso son adolescentes de la vida real - no buscan dar interpretaciones profundas o conmovedoras. Se centran en transmitir la energía juvenil y la camaradería que caracterizan al grupo. Jamie Gray Hyder como Alyson Blake (la Kimberly de esta generación) consigue destacar por su carisma y su química con los demás miembros del equipo. Sin embargo, las actuaciones de los antagonistas, especialmente la villana Diratox interpretada por Yelina Vega, son menos convincentes. Vega aporta intensidad física al personaje, pero el desarrollo de su motivación y sus conflictos internos se siente superficial.
El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. Si bien las referencias a la serie original están bien implementadas y se perciben a lo largo de la narrativa, el guion carece de originalidad. La trama es predecible, con clichés del género de superhéroes juveniles como la formación de un equipo, la aceptación de un nuevo miembro, la lucha contra un villano despiadado y la derrota final. Las subtramas son escasas y poco desarrolladas, y el desarrollo de los personajes es superficial. Se siente que la película se limita a recopilar elementos conocidos de la franquicia en lugar de construir una historia fresca y atractiva. Además, la utilización de flashbacks a la serie original, aunque nostálgica para algunos, se siente forzada y, a menudo, descontextualizada.
A pesar de sus defectos, “Turbo Power Rangers” puede ser un espectáculo agradable para los fans de la franquicia, especialmente para aquellos que crecieron viendo los programas de los 90. Ofrece una dosis de acción y nostalgia que puede resultar entretenida. Pero, en general, es una película que podría haber sido mucho más, si hubiera logrado equilibrar la nostalgia con una historia más sólida y un desarrollo de personajes más profundo.
Nota: 6/10