Turistas (2006)

“Turistas”, la película de Martin Forster, es un thriller de acción que, a pesar de un comienzo prometedor, no logra alcanzar la altura que su premisa sugiere. El escenario brasileño, con sus playas desiertas y su atmósfera exótica, se convierte en un telón de fondo perfecto para una historia de supervivencia y enfrentamiento con un grupo de turistas estadounidenses y australianos varados tras un accidente. La idea de una idílica comunidad costera que se revela como un nido de criminales es un cliché, pero Forster lo aborda con una atmósfera tensa y un ritmo constante que, durante los primeros actos, mantiene al espectador enganchado.

La dirección de Forster es competente, logrando un buen equilibrio entre la contemplación del paisaje y la acumulación de suspense. La película se beneficia de una cinematografía cuidada que resalta la belleza del entorno, pero también la inquietud que se palpa en cada esquina. Sin embargo, la película sufre de una cierta previsibilidad en la trama. La revelación del secreto de la comunidad, aunque efectiva en su ejecución, no es particularmente original ni sorprendentemente novedosa para quien ha visto películas del género. El uso de la música para generar tensión es efectivo, pero a veces se siente un poco exagerado, recurriendo a clichés cinematográficos propios del thriller.

El elenco, liderado por los veteranos Ben Kingsley y Tilda Swinton, ofrece interpretaciones sólidas. Kingsley, en particular, interpreta con maestría al líder de la comunidad, un hombre complejo con una mirada penetrante y una ambigüedad moral que lo convierte en un personaje fascinante. Swinton, por su parte, aporta una elegancia glacial a su papel, transmitiendo una sensación de peligro inminente con solo miradas. Los actores secundarios, que interpretan a los miembros de la comunidad, contribuyen a la creación de un ambiente creíble, aunque algunos de sus personajes carecen de mayor profundidad. Es notable el trabajo de los actores secundarios en la creación de una comunidad rural, casi monolítica, que se mantiene fiel a sus costumbres, incluso cuando éstas resultan ser extremadamente violentas.

El guion, escrito por Forster y Mark Protogg, es donde la película deja de ser realmente memorable. Si bien la base de la historia es sólida, la ejecución se siente a veces apresurada. Se intenta abordar temas como la xenofobia, la corrupción y la pérdida de la inocencia, pero estos elementos no se exploran con la profundidad que merecen. Se sienten como añadidos, como si el guion, al querer abarcar demasiados temas, no haya logrado profundizar en ninguno de ellos. Además, el desarrollo de la relación entre los personajes, que podría haber sido un componente clave de la película, se siente superficial. Se establece un cierto vínculo entre los turistas, pero este no se desarrolla lo suficiente como para que el espectador sienta una verdadera conexión emocional con ellos.

Nota: 6.5/10