Twelve (2010)

“Twelve”, la adaptación cinematográfica de la novela juvenil de Nick McDonell, llega a nuestras pantallas como un retrato estilizado y, a veces, frustrantemente superficial de la decadencia y la superficialidad de la alta sociedad neoyorquina. La película, dirigida por Declan Moore, se sumerge en el mundo de los estudiantes de élite que, durante las vacaciones de primavera, buscan escapar de sus responsabilidades académicas con una combinación de fiestas excesivas y el consumo de drogas. El resultado es un film que, aunque visualmente atractivo, carece de la profundidad emocional que prometía su premisa.

El guion, adaptado de la obra original escrita por McDonell a una edad muy temprana, muestra destellos de ingenio y una cierta capacidad para capturar el lenguaje y las actitudes de sus personajes. Sin embargo, a menudo se queda en la superficie, presentando situaciones que parecen forzadas para generar drama o humor. La trama, centrada en la aparición de la nueva droga “Twelve”, se siente un tanto desapegada del núcleo emocional de la historia, que gira en torno a la pérdida, el duelo y la fragilidad de las relaciones. El ritmo es irregular, alternando escenas de fiesta desinhibidas con momentos de tensión policial que, lamentablemente, no logran generar un impacto real.

La dirección de Declan Moore es segura y competente, creando una atmósfera de lujo, desasosiego y paranoia. La fotografía de Caleb Milton es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, ofreciendo tomas visualmente impactantes que reflejan la exuberancia y el vacío de este mundo privilegiado. Los vestidos, los coches y las discotecas son presentados con un detalle impresionante, pero a menudo se utilizan de manera gratuita, sin conectar con la narrativa de una forma significativa.

Las actuaciones son variadas. Chace Crawford, como White Mike, logra transmitir la angustia y el resentimiento de su personaje, aunque a veces su interpretación se ve eclipsada por la propia naturaleza de la película. Emma Roberts brilla como Molly, una amiga vulnerable y atormentada por sus propios demonios. El actor que interpreta a Hunter, la mejor amiga de White Mike, ofrece una actuación interesante, dotando a su personaje de un aire de misterio y desconfianza. No obstante, ninguno de los actores logra profundizar lo suficiente en sus personajes, quedando atrapados en los roles predefinidos por el guion.

En definitiva, “Twelve” es una película que, a pesar de su estética llamativa y su premisa interesante, no alcanza su potencial. Es un entretenimiento ligero, pero carente de la sustancia necesaria para dejar una impresión duradera. Se siente como una mirada fugaz a un mundo que se entiende mejor en un instante, que no ofrece profundidad o reflexión. La película se centra demasiado en el "cómo" de vivir la vida de las élites, descuidando en gran medida el "por qué".

Nota: 6/10