Twin Peaks: Fuego camina conmigo (1992)

“Twin Peaks: Fuego camina conmigo” es, en esencia, un ejercicio de suspense y de introspección psicológica que se presenta como la clave para desentrañar el enigma de Laura Palmer. David Lynch, el maestro de lo surrealista y lo inquietante, no ofrece una simple precuela; es más bien un descenso a las profundidades de la psique humana, un viaje por los rincones más oscuros del alma de una pequeña ciudad atrapada en una red de secretos y demonios internos. La película no intenta replicar la atmósfera onírica y la narrativa fragmentada de la serie original, sino que explora las raíces de la tragedia que la definió, centrándose en el trauma que Laura Palmer, interpretada magistralmente por Naomi Watts, sufre en su infancia. Watts, en un papel que le sienta como un guante, ofrece una actuación sutil pero poderosa, transmitiendo tanto la fragilidad como la tenacidad de una joven marcada por el abuso.

La dirección de Lynch, como siempre, es un elemento central. El uso del color, especialmente el rojo y el negro, evoca constantemente la sangre, la violencia y el pecado. Las imágenes son perturbadoras pero hermosas, a menudo presentadas de forma deliberadamente extraña, creando un ambiente de inquietud permanente. Lynch manipula el tiempo y la perspectiva de forma magistral, sumergiéndonos en la mente de la joven Laura, donde la realidad se difumina y el sueño se confunde con la cruda verdad. No se busca la linealidad; el guion prefiere la sugestión, dejando al espectador con más preguntas que respuestas. La película no se centra en los hechos concretos, sino en las sensaciones, los instintos, las presencias que acechan a Laura.

El personaje de BOB, interpretado por Kyle MacLachlan, se convierte en el epicentro de la perturbación. Aunque su presencia se percibe principalmente a través de la voz y la atmósfera, su influencia es palpable, una fuerza maligna que corrompe a aquellos a su alrededor. MacLachlan logra transmitir la ambigüedad de este ser sobrenatural, lo suficiente como para ser tanto una amenaza real como una proyección de la propia psique de Laura. La relación entre Laura y BOB es compleja y perturbadora, un ciclo de abuso, sumisión y fascinación que se repite a lo largo de la película. El guion, a menudo aparentemente incoherente, logra, al final, establecer un vínculo innegable entre los acontecimientos de la serie original y esta precuela.

“Fuego camina conmigo” no es una película fácil de ver. Requiere paciencia, atención y una disposición a aceptar la incertidumbre. Es una experiencia cinematográfica visceral que profundiza en las motivaciones de los personajes y revela la corrupción que reside bajo la superficie de la aparente tranquilidad de Twin Peaks. Aunque puede no ser tan accesible como la serie original para aquellos que no están familiarizados con el universo de la ciudad, ofrece una rica recompensa a los espectadores que están dispuestos a sumergirse en su oscuridad.

Nota: 8/10