Twist (2021)

“Twist” (1995), la adaptación de Oliver Stone al clásico de Dickens, es un ejercicio de estilismo y modernización que, aunque no alcanza la perfección narrativa, resulta un entretenimiento visualmente innegable. Stone se atreve a transplantar la esencia de "Un Crimen del Pasado" a la vibrante y caótica Londres contemporánea, y el resultado es una explosión de color, ritmo frenético y una banda sonora que, por momentos, roza lo frenesí. No es una película que se pueda clasificar fácilmente: intenta ser un thriller, una comedia criminal y, en cierto modo, una reflexión sobre la nostalgia y la pérdida.

La dirección de Stone es indudablemente la fuerza motriz de la película. El uso de la cámara es magistral, recurriendo a ángulos dinámicos, planos secuencia largos y una fotografía espectacular que captura el pulso de la ciudad. La película respira vida, casi como si fuera un musical, y la puesta en escena es, sin duda, una de sus mayores virtudes. Sin embargo, esta energía desbordante a veces diluye el desarrollo de los personajes y las motivaciones. La modernización, en lugar de profundizar en los personajes, a veces los convierte en meros estafadores genéricos, aunque James Garner, como el respetable abuelo Silas Blackwood, aporta una dignidad y un encanto palpable a su papel.

El guion, escrito por Stone y otros colaboradores, es lo más controvertido de la película. Si bien la idea de un abuelo detective de la policía que se une a un grupo de jóvenes estafadores para desenmascarar una red de crímenes es atractiva, la trama se vuelve compleja y a veces confusa, especialmente en la segunda mitad. Las motivaciones de los personajes a menudo son poco claras, y el ritmo, aunque sostenido, puede ser abrumador. Sin embargo, las secuencias de acción y los momentos de suspense son efectivos y mantienen al espectador enganchado. Se podría argumentar que la película se pierde en la complejidad de sus propios mecanismos, intentando ser demasiado inteligente y, como resultado, simplificando su esencia.

Las actuaciones son sólidas, con Garner brillando como un hombre de honor curtido por la experiencia. Timothy Hutton como el criminal jefe es convincente en su maldad calculada. Pero es la banda sonora, compuesta por Marc Anthony Coppola, la que realmente se lleva el gato con las botas. Una mezcla ecléctica de estilos musicales –desde blues y soul hasta rock and roll y música electrónica– que refleja la energía y la diversidad del Londres que Stone nos presenta. Es una banda sonora que no solo acompaña la acción, sino que también contribuye a la atmósfera general de la película.

En definitiva, “Twist” es una película que se disfruta más por su estilo y su espíritu que por su rigor narrativo. No es un clásico, pero sí una experiencia cinematográfica interesante y entretenida, que merece la pena ver por su estética y su banda sonora. Es un ejemplo de cómo Stone reinterpretó un clásico, con un toque de rebeldía y una visión particular del mundo. Un homenaje a Dickens modernizado y con personalidad propia.

Nota: 7/10