“Twister” (1996) es mucho más que un simple thriller de supervivencia; es un manifiesto sobre la obsesión, la ambición y la conexión visceral con la naturaleza. Bajo la dirección entusiasta de Peter Jackson, quien aún no había descubierto su fama como maestro de la fantasía, la película emerge como una experiencia cinematográfica visceral y conmovedora, un torbellino de emociones que te atrapa desde el primer segundo y no te suelta hasta el final.
El guion, adaptado de una novela de Stephen King, se centra en la rivalidad entre dos equipos de meteorólogos, cada uno con sus propios métodos y motivaciones para entrar en un tornado. La historia no busca ser particularmente compleja en términos de trama, pero sí logra transmitir la intensidad del deseo de comprender y dominar una fuerza de la naturaleza implacable. La tensión se construye de manera palpable, alimentada por la desesperación de Jo Harding (Bonnie Hunt), una especialista en tornados que se enfrenta a un divorcio inminente y a la posibilidad de perder su pasión por la ciencia. La rivalidad entre Jo y el Dr. Miller (William Fichtner) no es puramente profesional; es una batalla por el honor, la validación y, en última instancia, el reconocimiento de que la ciencia puede ser, y debe ser, emocionante.
Las actuaciones son excepcionales. Bonnie Hunt, a menudo relegada a papeles cómicos, demuestra una enorme fuerza y vulnerabilidad interpretando a Jo Harding, una mujer que lucha por mantener su espíritu en un mundo que parece querer aplastarla. William Fichtner, en cambio, ofrece una interpretación despiadada y perturbadora del Dr. Miller, un hombre obsesionado con el éxito a cualquier precio. El romance entre Jo y Bill Harding (Paul Newman), un ex-especialista en tornados, añade una capa de drama emocional y una reflexión sobre las relaciones familiares. Newman, en un papel que, paradójicamente, parece más adecuado para un personaje de Jackson, aporta un matiz de sabiduría y arrepentimiento.
El trabajo de Peter Jackson como director es impecable. La película no recae en efectos especiales excesivos o trampas visuales. En cambio, utiliza la cámara de manera dinámica y aproximada, sumergiendo al espectador en la locura de la tormenta. La fotografía, con sus contrastes entre la luz y la sombra, contribuye a crear una atmósfera de tensión y peligro constante. La banda sonora, combinando elementos electrónicos con música orquestal, eleva aún más la experiencia cinematográfica. La película se basa en la inmersión, transmitiendo no solo el peligro de las tormentas, sino también la belleza y el poder de la naturaleza.
“Twister” no es una película perfecta, el humor a veces puede sentirse forzado y el ritmo, en algunos momentos, un poco irregular. Sin embargo, la combinación de un guion inteligente, actuaciones memorables y una dirección apasionada la convierten en una película de acción y ciencia ficción de culto, una joya cinematográfica que sigue resonando con el público. Es una película que te deja con la sensación de haber sobrevivido a algo realmente poderoso.
Nota: 8/10