“Twixt” no es una película que deje huellas duraderas, pero sí una que permanece en la memoria por su atmósfera gélida y su ejecución, aunque ligeramente forzada, de un cuento de terror clásico. Dirigida y escrita por Coppola, la adaptación de su propio relato, se presenta como una historia de suspenso lento y metódico, con un enfoque en el terror psicológico en lugar de sustos baratos. La película se centra en Kilmer, interpretado con una quietud perturbadora por Martin Donovan, un escritor de novelas de terror, consumido por la inspiración y atormentado por un pasado oscuro. Su llegada al pueblo de Blackwood se convierte en un catalizador para una serie de eventos inexplicables, donde la línea entre la realidad y la imaginación se vuelve peligrosamente borrosa.
La dirección de Coppola se distingue por su uso magistral de la luz y la sombra, creando un ambiente opresivo y claustrofóbico que envuelve a cada escena. La fotografía, en particular, es sobresaliente, jugando con tonos grises y azules, lo que refuerza la sensación de desesperación y aislamiento. Coppola evita el uso excesivo de la violencia gráfica, optando por sugerencias visuales que impactan más profundamente en el espectador. Sin embargo, hay momentos en los que la lentitud del ritmo se convierte en un obstáculo, generando una frustración en quien espera una mayor dinamización de la trama. La película se basa en el suspense y la anticipación, pero a veces esta estrategia se siente un poco prolongada, especialmente en la segunda mitad de la cinta.
La actuación de Martin Donovan es, sin duda, el pilar de la película. Transmite un peso emocional palpable en cada mirada, cada gesto, cada palabra. Logra que el espectador se identifique con la fragilidad de Kilmer y su lucha interna. Las interpretaciones de los secundarios, aunque no siempre sobresalen, cumplen su cometido, contribuyendo a la construcción de la atmósfera sombría y enrarecida del pueblo. La relación entre Kilmer y la joven que lo visita, interpretada por la joven y prometedora Lucy Griffiths, añade una capa de complejidad a la historia, aunque a veces queda un poco relegada a un segundo plano.
El guion, aunque basado en una historia de Coppola, se siente un poco plano en algunas partes. Si bien la idea central – la manifestación de los miedos y traumas en el entorno – es interesante, la exploración de los personajes y sus motivaciones podría haber sido más profunda. La película se basa en la premisa de que la mente de un escritor puede influir en la realidad, pero este concepto no se desarrolla con suficiente matiz. Además, el final, aunque visualmente impactante, resulta algo abrupto y, quizás, un poco decepcionante considerando la tensión acumulada a lo largo de la película.
A pesar de sus fallos, “Twixt” es una experiencia cinematográfica inquietante y atmosférica. Es una película que se disfruta más si se aprecia por su construcción de terror psicológico y su atmósfera evocadora, en lugar de por una trama compleja o un final explosivo. Es una obra que, sin duda, permanecerá en la memoria de aquellos que aprecien el cine de terror más reflexivo y ambivalente.
Nota: 6/10