U2: 360 grados en el Rose Bowl (2010)

“U2: 360 Grados en el Rose Bowl” es, en esencia, un documento de archivo invaluable, un testimonio visceral de una noche histórica para la banda irlandesa y, quizás más importante, para la evolución del formato de concierto en streaming. La película, dirigida con maestría por Tom Krueger, no se trata de un concierto convencional. No se limita a capturar la música y las imágenes de un evento; lo que nos ofrece es una experiencia inmersiva, casi un viaje en el tiempo, que rompe con la lógica narrativa tradicional del cine musical. Krueger, que ya había experimentado con el 3D en “U23D”, aquí domina el formato 360º con una elegancia sorprendente, situando al espectador no solo como un observador, sino como parte activa de la multitud, un testigo privilegiado de la energía y la emoción que emanaban desde el escenario.

La producción técnica, evidentemente, es la joya de la corona. La integración de 27 cámaras de alta definición, operando en un entorno de 360 grados, es un logro técnico considerable. La dirección de Krueger, sin embargo, es lo que realmente eleva la película. No intenta dirigir la mirada del espectador, sino que se limita a registrar la totalidad de la experiencia. A veces, este enfoque puede resultar ligeramente desorientador, particularmente en los momentos de mayor dinamismo en el escenario. Pero esta es precisamente la intención: se nos recuerda que estamos dentro de la multitud, viendo el concierto desde el ángulo que ven los demás. La banda, liderada por Bono, Darren, Adam y Larry, se encuentra en plena forma, interpretando con pasión las canciones de "No Line on the Horizon". Bono, en particular, está en estado de gracia, interactuando con la audiencia, mostrando un carisma innegable que es, por desgracia, a veces menos palpable en los conciertos en vivo tradicionales.

El guion, o mejor dicho, la ausencia de un guion convencional, es deliberada y efectiva. La película se basa en la musicalidad, en las imágenes y en la energía colectiva. Sin diálogos ni narra, se permite que la música hable por sí misma y que la energía del público lo haga. Hay momentos de intensa emoción, de pura euforia, que son absolutamente conmovedores. La película funciona especialmente bien al escuchar "Bulletproof", una canción que, en ese contexto, adquiere una dimensión casi religiosa. La ambición de la banda de ser los primeros en transmitir íntegramente un concierto en un estadio, y el éxito con el que lo lograron, es un hito en la historia del streaming y del cine musical. El impacto de la película, tanto en la industria del entretenimiento como en la forma en que consumimos música en vivo, es innegable. Aunque la experiencia puede no ser para todos los gustos, "U2: 360 Grados en el Rose Bowl" es una pieza de historia cinematográfica que merece ser vista y analizada.

Nota: 8/10