Un amigo extraordinario (2019)

“Un amigo extraordinario” es una de esas películas que te envuelve en una atmósfera de calma y melancolía, una experiencia cinematográfica que, paradójicamente, logra ser profundamente impactante sin recurrir a explosiones ni giros argumentales complejos. La película, que se basa en la relación real entre Fred Rogers y el periodista Tom Junod, no busca reescribir la historia, sino explorar la transformación personal que ambos personajes experimentan a través de un encuentro inesperado.

Matthew Rhys ofrece una interpretación magistral de Tom Junod, un escritor desencantado y escéptico que ha perdido la fe en la bondad humana. Rhys logra transmitir con palpable autenticidad el cinismo, la frustración y el vacío emocional del personaje. Sin embargo, a medida que se adentra en las conversaciones con Fred Rogers, un sutil cambio se produce en su mirada, una lenta apertura a la posibilidad de creer en la sinceridad y la compasión. La actuación de Rhys no se trata solo de mostrar emociones, sino de comunicar la lucha interna de un hombre que se resiste a abandonar sus viejas creencias.

La dirección de Robert Howard es deliberadamente contemplativa. La película se apoya en la belleza del entorno, en las imágenes de la Casa de Fred Rogers, y en la paciencia que requiere construir una conexión profunda entre los personajes. No hay prisa por avanzar en la trama; el ritmo se centra en el diálogo y en la exploración de las ideas que se plantean. La fotografía, suave y cálida, contribuye a la atmósfera de esperanza que impregna la película, enfatizando la importancia de la empatía y la escucha activa.

El guion, adaptado de la memoria de Junod, se basa en conversaciones significativas que revelan la filosofía de Fred Rogers. Rogers no ofrece respuestas fáciles; en lugar de eso, invita al espectador a cuestionarse sus propias creencias, a confrontar sus miedos y a valorar la importancia de la conexión humana. La película evita la simplificación, presentando a Rogers como un hombre profundamente vulnerable, que lucha con sus propias inseguridades y demonios internos. Es un personaje complejo, que merece toda la admiración que recibe en la pantalla. La película logra, sobre todo, resaltar la universalidad de sus enseñanzas: la bondad, la aceptación y el perdón son valores que trascenden el tiempo y la cultura.

Sin embargo, la película podría haber explorado un poco más las razones detrás de la desilusión de Tom Junod. Si bien se entiende su cinismo inicial, profundizar en los eventos que lo llevaron a esa posición podría haber enriquecido la dinámica entre los dos personajes. No obstante, “Un amigo extraordinario” es una película conmovedora y reflexiva, que nos recuerda el poder de la empatía y la importancia de cultivar la bondad en un mundo cada vez más hostil. Es un tributo a un hombre que, a través de su sencillez y su humanidad, dejó una huella imborrable.

Nota: 8/10