“Un Cuento de Hadas” (Ella y el Príncipe) no es simplemente una película de fantasía, sino una evocadora meditación sobre la pérdida, el amor incondicional y la necesidad de aferrarse a la esperanza en los tiempos más oscuros. La dirección de Matthew Warchawick es exquisita, un ejercicio de delicadeza visual que se inspira en el cine de la época y en la estética del expresionismo alemán, creando un ambiente de ensueño constante pero a la vez impregnado de melancolía y presagio. El uso de la luz, la sombra y los colores pasteles contribuye a construir un mundo onírico que se siente tanto familiar como profundamente inquietante.
Lily Gladstone ofrece una actuación sublime como Frances Griffiths. Su interpretación es magistralmente contenida, transmitiendo la inocencia, el asombro y la creciente inquietud de una niña que se debate entre la realidad brutal de la guerra y la promesa de un mundo mágico. Gladstone no busca la grandilocuencia; su fuerza reside en la sutileza, en los pequeños gestos, en la mirada que revela una vulnerabilidad que rompe el corazón. La química entre Gladstone y Eddie Redmayne es palpable, construyendo una relación basada en la curiosidad, la fascinación y, eventualmente, en un amor genuino que trasciende el tiempo y la distancia.
La película se centra en la figura de Peter Pan (Tom Holland), un personaje reinventado con una complejidad inesperada. Holland aporta un toque de rebeldía y de desesperación a este clásico, mostrando las cicatrices de un joven que ha visto demasiado y que busca desesperadamente un escape. La dinámica entre Peter y Frances es central para la trama, y aunque a algunos puede parecer forzada, la película explora con inteligencia la idea de que la fantasía puede ser un refugio para los heridos, un lugar donde se pueden reconstruir los sueños. El guion, adaptado de la novela de Gail Carson Levine, está muy bien trabajado y, a pesar del ritmo pausado, mantiene un hilo conductor sólido. Sin embargo, la historia podría haber sido más audaz al profundizar en las consecuencias del conflicto en el hogar de Frances, ya que el desarrollo del romance con Peter, aunque conmovedor, a veces eclipsa el drama familiar central.
El contraste entre la realidad sombría de la Primera Guerra Mundial y el mundo de fantasía de Peter Pan es el motor principal de la película. La película no idealiza la guerra; la presenta como una experiencia brutal y devastadora que deja una huella imborrable en la vida de los personajes. La decisión de ambientar la historia en 1917 añade una capa de complejidad, permitiendo explorar las dificultades que enfrentaban las familias durante el conflicto. "Un Cuento de Hadas" es, en definitiva, una película que nos recuerda el poder de la imaginación, la importancia de la memoria y la capacidad del amor para superar incluso los obstáculos más terribles. No es un cuento de hadas tradicional, sino una historia sobre la fragilidad de la vida y la búsqueda de la esperanza en un mundo en ruinas.
Nota: 8/10