Un desastre es para siempre (2024)

“Un desastre es para siempre” no es precisamente una obra maestra cinematográfica, pero se presenta como una comedia romántica ligera y entretenida, perfecta para una noche de sofá y palomitas. La película, dirigida por Michael Newman, se siente como un episodio de una serie de televisión, carente de pretensiones y apostando a la ligereza del género. La premisa – dos desconocidos, Abby y Travis, accidentalmente casados tras una noche de borrachera en Las Vegas – es un punto de partida bastante ingenioso que, lamentablemente, no se explota al máximo. El guion, por lo que puedo discernir, no busca profundizar en la psicología de sus personajes, sino que se centra en la comedia situacional y en las situaciones embarazosas a las que se ven sometidos.

Las actuaciones son, en general, satisfactorias, aunque con ciertas excepciones. Kristen Bell y John Drinan, quienes interpretan a Abby y Travis respectivamente, logran transmitir la torpeza y la ingenuidad de sus personajes con cierta gracia. Bell, en particular, aporta un toque de vulnerabilidad y comedia, mientras que Drinan, a pesar de que su personaje se siente a veces un poco plano, ofrece momentos cómicos genuinos. El resto del elenco de apoyo, compuesto por amigos y familiares, contribuye al ambiente festivo y a las situaciones disparatadas que conforman la trama. Sin embargo, la falta de desarrollo de algunos personajes secundarios impide que la película alcance un mayor nivel de profundidad emocional.

El rodaje en México es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Los paisajes, los colores y la atmósfera vibrante de aquel país latinoamericano se integran de forma efectiva en la historia, generando imágenes visualmente atractivas y contribuyendo a crear un ambiente festivo y desenfadado. Newman demuestra un buen ojo para la composición y el uso de la luz, creando escenas memorables. No obstante, la película se ve a veces afectada por un ritmo desigual. Hay momentos de gran dinamismo y risa, intercalados con tramos más lentos y poco interesantes. Esto puede resultar frustrante para el espectador, que se siente a veces aburrido mientras la película se arrastra sin llegar a ninguna parte.

La película, a pesar de sus fallas, consigue mantener la atención del espectador gracias a su humor accesible y a su apuesta por situaciones absurdas y cómicas. No obstante, la trama es predecible y los personajes carecen de profundidad. “Un desastre es para siempre” no pretende ser una reflexión sobre el amor o el matrimonio; simplemente busca ofrecer una comedia ligera y divertida. Es una película para disfrutar sin grandes exigencias, pero que no dejará una huella duradera en la memoria del espectador. Se podría decir que la película se aferra demasiado a clichés del género, sin ofrecer ninguna sorpresa o giro inesperado.

Nota:** 6/10