Un elefante llamado Vera (1996)

“Un Elefante Llamado Vera” es una película que, a pesar de su premisa aparentemente simple, se transforma en un alegoría conmovedora sobre la responsabilidad, la conexión y el valor intrínseco de la vida, más allá de su utilidad percibida. Dirigida por Frederick Buechner, la película no busca la espectacularidad visual ni la acción frenética; en cambio, se centra en el lento y profundo desarrollo de la relación entre Jack, el hombre atormentado por sus deudas y su impaciencia, y Vera, la elefanta que irrumpa en su vida como un símbolo de lo inesperado y lo que no se puede controlar.

La dirección de Buechner es notablemente delicada. No se siente apresurado en la narración, permitiendo que la relación entre Jack y Vera se establezca de forma orgánica. La fotografía, en su mayoría en tonos tierra y con una paleta de colores apagados, refuerza la sensación de calma y quietud, contrastando con la agitación interna de Jack. El uso de planos largos y contemplativos, especialmente en las escenas que muestran a Vera explorando el paisaje, es particularmente efectivo para transmitir la belleza de la naturaleza y la libertad que Vera representa. Buechner logra crear un ambiente palpable de melancolía y reflexión, logrando que el espectador se sienta profundamente involucrado en el viaje emocional de sus personajes.

Las actuaciones son, sin duda, un pilar fundamental de la película. Mark Ruffalo, en el papel de Jack, ofrece una interpretación cautivadora. Su personaje es imperfecto, frustrante e incluso desagradable en ocasiones, pero Ruffalo consigue humanizarlo, mostrando sus miedos, sus inseguridades y, finalmente, su creciente empatía hacia Vera. Pero es la actuación de Vera, realizada por una elefanta real llamada Vera (con la ayuda de un equipo de entrenadores y especialistas), lo que realmente eleva la película. La conexión que se establece entre Jack y Vera, aunque no verbal, es conmovedora. La cámara captura con maestría sus miradas, sus gestos y sus interacciones, transmitiendo una comprensión tácita que va más allá de las palabras.

El guion, escrito por Buechner y Robert Webb, es quizás el aspecto más brillante de la película. La historia, que inicialmente parece enfocarse en la transacción comercial, evoluciona para convertirse en una reflexión sobre el significado de la pertenencia y la responsabilidad. El guion evita los clichés y las soluciones fáciles, explorando las consecuencias del comportamiento de Jack y su impacto en la vida de Vera. La película plantea preguntas difíciles sobre la ética de aprovecharse de los animales, la naturaleza de la conexión humana y el valor de la vida, sin ofrecer respuestas definitivas. La ambigüedad deliberada permite al espectador reflexionar sobre la historia y extraer sus propias conclusiones.

En definitiva, “Un Elefante Llamado Vera” es una película profundamente emotiva, perspicaz y visualmente hermosa. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica que les haga pensar y sentir, es una obra maestra. La película logra un equilibrio delicado entre la comedia y la tragedia, ofreciendo un testimonio sincero sobre la importancia de la empatía y la conexión con el mundo que nos rodea.

Nota: 8/10