Un espía y medio (2016)

“Un Espía y Medio” (Un Christmas Prince: The Secret Equation) no pretende ser una obra maestra del cine de espías; lo cual es, en última instancia, lo que lo salva. Es una comedia de acción pura y dura, un torbellino de explosiones, persecuciones y diálogos absurdos, y lo hace con un deleite palpable que hace que, a pesar de sus evidentes deficiencias, sea, para muchos, un entretenimiento considerable.

La premisa, aunque similar a otros éxitos de la franquicia, es interesante. El retorno de Marcus Bolton (Johnson) a su ciudad natal, para asistir a una reunión de antiguos alumnos, es el detonante de una nueva misión para la CIA. La idea de que un joven agente del servicio, marcado por un pasado de bullying, recurra a un ex-popular, ahora convertido en contable medio-desesperado, para que le ayude en una operación encubre un potencial que la película, si bien superficialmente, explora. La película se beneficia, paradójicamente, de esta disparidad de personajes, creando un conflicto cómico y una dinámica de poder que se retroalimenta a lo largo del metraje.

Ryan Johnson ofrece una interpretación convincente de Marcus Bolton, aportando una amargura y una vulnerabilidad que contrastan con su fachada de agente frío y profesional. Su personaje no solo es el cerebro detrás de la operación, sino que también se debate internamente entre su pasado y su presente, lo que añade una capa de complejidad a su personaje. La química entre Johnson y Joel Smallwood como Hart es otro punto fuerte de la película. Smallwood, como el ex-popular que añora su época de gloria, interpreta con un entusiasmo contagioso, y la interacción entre ambos personajes es el corazón cómico de la película.

El guion, por supuesto, es lo más predecible de la historia. La estructura es típica de la comedia de acción: una misión improbable, múltiples obstáculos, y una resolución satisfactoria (aunque ligeramente exagerada). Sin embargo, la dirección de James Roterberg es dinámica y efectiva. Las escenas de acción están bien coreografiadas y, a pesar de su falta de realismo, son visualmente estimulantes. La película utiliza la estética de las películas de espías, con los vestuarios, la música y los planos típicos del género, pero lo hace con un toque de humor que lo diferencia de sus homólogas más serias.

En definitiva, “Un Espía y Medio” no ofrece nada de original ni intelectualmente estimulante. Es una película para desconectar y reírse un rato, que cumple su cometido de entretenimiento. No esperen una narrativa profunda o personajes memorables, pero si buscan una comedia de acción ligera y explosiva, esta película podría ser una buena opción.

Nota: 6/10