Un espíritu burlón (2020)

“Un Espíritu Burlón” (The Medium) no es una película de terror convencional, sino más bien un thriller psicológico inquietante que explora temas complejos como el duelo, el amor perdido y la fragilidad de la mente humana. La dirección de Michael Goi es, en gran medida, lo que la eleva por encima de una simple producción de fantasmas. Goi maneja la atmósfera con maestría, creando una sensación constante de incomodidad y desasosiego que se instala en el espectador desde las primeras escenas. Utiliza la luz y la sombra de manera efectiva, jugando con la percepción del público y haciendo que lo que vemos, o creemos ver, sea cuestionable. La película se basa en la lentitud y en el suspense, construyendo la tensión de forma metódica, evitando los jumpscares fáciles y apostando por el horror más sutil, el que se siente bajo la piel.

La película se centra en el personaje de Julian, interpretado con una intensidad palpable por Rebecca Hall. Hall ofrece una actuación absolutamente convincente como una medium atormentada, cuya lucha interna se manifiesta en una mirada cansada y en un comportamiento errático. Su interpretación es la columna vertebral de la narrativa, y la fuerza de su personaje es lo que justifica la inversión de tiempo en la construcción de la atmósfera. Logan Marshall-Green, como el escritor en crisis, también cumple con creces, transmitiendo la desesperación y la vulnerabilidad de un hombre a punto de perderlo todo. La química entre Hall y Marshall-Green es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, ya que se siente un anhelo palpable, incluso si no se basa en una atracción romántica convencional.

El guion, escrito por Michael J.Shannon, James Moran y Rebecca Ferguson, es sorprendentemente complejo. No se reduce a una simple trama de fantasmas, sino que se adentra en la psicología de sus personajes y en la forma en que sus traumas pasados influyen en el presente. Las sesiones de espiritismo, aunque presentadas con un decoro cierto, funcionan como catalizadores para desenterrar recuerdos y secretos. La película plantea preguntas interesantes sobre la naturaleza de la fe, la pérdida y la posibilidad de que el pasado no deje de influir en nuestras vidas, incluso después de la muerte. No obstante, el guion presenta algunos momentos donde la verosimilitud se ve comprometida, y algunos de los diálogos se sienten un poco forzados para servir al desarrollo de la trama. La dependencia en la ambigüedad, si bien contribuye a la atmósfera, a veces se siente como una excusa para evitar respuestas claras.

Sin embargo, “Un Espíritu Burlón” no es perfecta. El ritmo, a pesar de ser una de sus principales virtudes, puede resultar lento para algunos espectadores que busquen acción y efectos especiales. Además, el final, aunque impactante, puede dejar algunas preguntas sin respuesta, lo que podría resultar frustrante para aquellos que prefieren una conclusión más contundente. A pesar de estas fallas, la película es una experiencia inquietante y memorable, que invita a la reflexión sobre los límites de la realidad y el poder de la memoria. Es un trabajo que merece ser visto, sobre todo si se aprecia el horror psicológico y la profundidad de sus personajes.

Nota: 7/10