“Un Golpe de Altura” (Height of Deceit) es un thriller neo-noir que, a pesar de no llegar a la grandilocuencia que quizás alude su título, logra ofrecer una experiencia cinematográfica entretenida, aunque con algunas fallas. La película, dirigida por el veterano Mark Green, se centra en una operación de robó elaborada y llena de tensión, llevándonos al corazón de un edificio de lujo en Nueva York, donde la seguridad es casi absoluta y la paranoia impregna cada rincón.
La dirección de Green, aunque no revolucionaria, es precisa y se centra en la atmósfera claustrofóbica del entorno. Utiliza eficazmente la iluminación y la composición para resaltar la tensión y la sensación de estar atrapado. La fotografía, cuidada, contribuye a crear una estética visualmente impactante, con planos que enfatizan la opulencia del edificio y el deterioro moral de sus habitantes. Sin embargo, la película a veces se permite divagaciones innecesarias que desvían la atención del espectador. La banda sonora, por otro lado, es sólida y bien integrada, pero podría haber sido más audaz para subrayar los momentos clave.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Eric Northman como Josh Kovaks transmite la frustración y el cinismo de un hombre atrapado en un trabajo deshumanizante. Su interpretación es matizada y realista, mostrando un hombre que se encuentra en una encrucijada moral, obligado a tomar decisiones difíciles. El personaje de Arthur Shaw, interpretado por John Hamm, es menos complejo, pero Hamm le da una presencia magnética y un aire de peligro calculador. La agente especial Claire Denham, interpretada por Kristen Miller, añade una capa de profesionalismo y determinación al equipo del FBI, aunque su personaje se queda a medio desarrollar.
El guion, escrito por Mark Rothman, presenta una trama intricada con giros inesperados. El concepto de la operación, planificada dentro de un edificio de seguridad máxima, es original y ofrece material suficiente para generar suspenso. No obstante, la historia tiende a depender demasiado de clichés del género, y algunos diálogos resultan poco naturales. La estructura narrativa, aunque tensa, podría haber sido más pulida, con algunas subtramas que se sienten un poco apresuradas. La idea de explotar la vulnerabilidad del personal, explotando su necesidad de un plan de pensiones, es intrigante pero no se explora plenamente.
En definitiva, “Un Golpe de Altura” es un thriller de suspense sólido, pero que no llega a ser memorable. Ofrece entretenimiento y provoca cierta reflexión sobre la ética y las motivaciones humanas, pero carece de la profundidad y el impacto emocional que harían de él una obra destacada. Es un buen film para los fans del género, pero no esperen una obra maestra.
Nota: 6/10