Un grito en la oscuridad (1988)

“Un grito en la oscuridad” (The Dry, 2019) es una obra maestra del cine australiano, no solo por su inquietante premisa y el suspense que genera desde el primer minuto, sino también por la forma en que explora la desesperación, el aislamiento y la fragilidad de la memoria. La película, dirigida con maestría por Robert Connolly, nos sumerge en el mundo desolado de Clint, un detective retirado que regresa a su pueblo natal en la árida región de la Griffith para investigar la muerte aparentemente accidental de una adolescente. Aunque la trama central gira en torno a la investigación criminal, el verdadero núcleo de la película reside en la historia personal de Clint y el impacto devastador del pasado en su presente.

La película construye un ambiente de inminente peligro, un peso constante sobre el espectador. La fotografía de Jasper Rush es impecable; los paisajes áridos y desolados, bañados en una luz difusa y melancólica, reflejan el estado emocional de los personajes y contribuyen a la sensación de claustrofobia y temor. Connolly logra mantener la tensión con una meticulosa planificación de los diálogos y las acciones, evitando los artificios innecesarios y enfocándose en la sutil expresión de las emociones. El guion, adaptado de la novela homónima de Jane Harper, es magistralmente construido; cada detalle, cada diálogo, cada encuentro contribuye a la creación de una atmósfera densa y perturbadora. Sin embargo, el guion es también profundamente humano, explorando las complejas relaciones familiares y los conflictos internos de los personajes.

La actuación de Eric Bana es, sencillamente, excepcional. Su interpretación de Clint es magistral, transmitiendo con una sutileza asombrosa la soledad, el dolor y la culpa que lo consumen. La complejidad del personaje, su pasado turbulento y su lucha por la redención, son revelados gradualmente a través de la mirada de Bana. Pero la película no se limita a centrarse en Clint; también ofrece a los actores secundarios, como Ryan Corr y Lincolnia Flanagan, la oportunidad de brillar. Flanagan, en particular, interpreta a la joven Sally, una adolescente atrapada entre el pasado y el presente, con una vulnerabilidad conmovedora. La dinámica entre Clint y Sally, construida con cuidado a lo largo de la película, es uno de los puntos fuertes de la trama.

Más allá de la investigación policial, "Un grito en la oscuridad" se convierte en una meditación sobre la verdad y la memoria. La película nos obliga a cuestionar lo que percibimos como cierto y a considerar la posibilidad de que la verdad se encuentre ocultada bajo la superficie de la realidad. La ambigüedad de la trama y la incertidumbre sobre el destino de la joven se mantienen hasta el final, dejando al espectador con una sensación de inquietud y reflexión. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la especulación y al debate. Es una pieza de cine inteligente y provocadora que se queda en la memoria con una intensidad inusual.

Nota: 8.5/10