Un héroe samurai: La leyenda de Hank (2022)

“Un héroe samurai: La leyenda de Hank” es una producción que, inicialmente, podría parecer una simple parodia, pero que, en realidad, se revela como un ejercicio de imaginación y color que, si bien no alcanza la brillantez de su fuente de inspiración, Mel Brooks, ofrece un entretenimiento considerable para toda la familia. La película toma la premisa arriesgada de un perro que aspira a ser samurái y la lleva a una aventura visualmente vibrante y llena de momentos cómicos, aunque no siempre de la profundidad que se podría esperar.

La dirección de Paul Hegarty es sorprendentemente dinámica y creativa. El uso del color es exuberante y recuerda fuertemente a las caricaturas de los años 70, pero con un tratamiento moderno y digital. Las secuencias de acción, si bien son exageradas y a veces predecibles, están bien coreografiadas y, en ocasiones, sorprendentemente divertidas. Hay un equilibrio entre la comedia visual y la acción, y se aprecia que el equipo técnico ha invertido en crear un mundo imaginario rico en detalles, desde los barrios malvaviscados de la ciudad hasta los campos de batalla donde Hank deberá enfrentarse a sus adversarios. Sin embargo, la dirección, aunque competente, no logra siempre evitar la sensación de que la película está corriendo tras las convenciones de la comedia física, a veces sacrificando la sutileza a favor del gag evidente.

El reparto de voces es, en general, sólido. El actor que da vida a Hank, un adorable golden retriever con un espíritu inquebrantable, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo la inocencia y la determinación del personaje. Los acompañantes, como la malvada y obsesionada con el oro sheriff Mildred McMillan (interpretada con encanto por Mary Lynn Rajskub), y el torpe pero bien intencionado jefe de policía Barney (interpretado por David Cross), complementan la dinámica humorística. Sin embargo, algunos personajes secundarios se sienten algo planos y carentes de profundidad, relegados a roles más bien cómicos y estereotipados. La verdadera estrella del filme es la creatividad en la ejecución de las situaciones y la fidelidad al espíritu de la parodia original, más que la complejidad de los personajes.

El guion, si bien disfruta de un buen ritmo y de una estructura narrativa sólida, se ve, en algunos momentos, afectado por una dependencia excesiva de la slapstick y de chistes fáciles. Aunque hay momentos de ingenio y de humor sutil, la comedia es, en su mayoría, más derivada que original. La película, en su esencia, es una clara referencia a “Blazing Saddles”, y aunque esta influencia es palpable y admirada, no logra desarrollar una voz propia que le permita diferenciarla del clásico. La crítica social, aunque presente de forma velada, no llega a ser tan mordaz como en la obra de Brooks, limitándose a bromas sobre la corrupción y la codicia. A pesar de ello, la película ofrece una experiencia agradable y entretenida, especialmente para aquellos que disfrutan de las comedias familiares y de las parodias.

Nota: 6.5/10