Un horizonte muy lejano (1992)

“Un horizonte muy lejano” es una película que te atrapa desde sus primeros minutos, te obliga a sentir la desesperación y el peso de la injusticia social en una época convulsa. La dirección de David Magee es cautivadora, creando un ambiente de atmósfera opresiva en la España rural de principios del siglo XX. El uso de la luz y la sombra, la fotografía en tonos tierra y el diseño de producción son elementos que contribuyen a la sensación de aislamiento y miseria que reina en la comarca. Magee sabe transmitir la lucha por la supervivencia y el arraigo a la tierra, un tema universal que resuena profundamente, independientemente del contexto histórico. Aunque la narrativa se centra en el drama personal, la película logra, a través de sus imágenes, una denuncia sutil pero efectiva de la desigualdad y el poder corrupto.

El núcleo de la película reside en las actuaciones, y en este aspecto, tanto Brendan Gleeson como Jodie Comer brillan con una intensidad sorprendente. Gleeson, en el papel de Joseph, entrega una interpretación magnética. Su personaje es complejo, un hombre consumido por el dolor, la venganza y la culpa, pero también por una frágil humanidad que se muestra en pequeños momentos de ternura. Su rostro, marcado por la tristeza y la determinación, cuenta una historia en sí mismo. Comer, como Shannon, ofrece una actuación delicada y conmovedora. Logra transmitir la vulnerabilidad de una joven empujada a la precariedad tras una serie de acontecimientos desoladores. La química entre ambos actores es palpable, generando momentos de tensión y empatía que son el corazón emocional de la película. La relación que se construye entre ellos, basada en la necesidad y la confianza, es la que realmente da fuerza a la trama. La actuación de ambos logra que el espectador se sumerja en su historia, sintiendo su dolor y su esperanza.

El guion, adaptado de la novela de Graham Swift, requiere un equilibrio difícil de lograr. A veces se siente un poco lento, centrado en el desarrollo de las relaciones entre los personajes y en la descripción del entorno, lo que puede resultar tedioso para algunos espectadores. Sin embargo, la historia está bien construida y, en general, los diálogos son inteligentes y significativos. El giro argumental, aunque previsible, es efectivo y mantiene al espectador enganchado hasta el final. La película, sin embargo, podría haber beneficiado de una mayor exploración de las motivaciones de los personajes secundarios, especialmente las de las mujeres de la comarca, que se ven atrapadas en la opresión de Christie. Se echa en falta una mayor profundidad en la crítica social, aunque la película no se centra en ello. La justicia, al final, se encuentra más en el ámbito personal que en el colectivo. Esta decisión, aunque coherente con la historia, puede resultar frustrante para aquellos que esperan una conclusión más contundente.

En definitiva, “Un horizonte muy lejano” es una película emocionante y visualmente atractiva que, si bien no es perfecta, logra tocar fibras sensibles. Es una historia de venganza, pérdida, amor y redención que, a pesar de sus defectos, merece la pena ser vista. La dirección, las actuaciones y el diseño de producción conforman una experiencia cinematográfica que dejará una huella en el espectador.

Nota: 7/10