“Un Invitado por Navidad” es un cuento navideño que, paradójicamente, resulta ser una experiencia visualmente deslumbrante y, en su mayoría, emocionalmente satisfactoria. La película, dirigida por Stefan Kochber, se distancia de la tradicional sobriedad de las historias navideñas, optando por un colorido vibrante y una puesta en escena que recuerda a las películas de animación clásicas, aunque con un toque contemporáneo que la hace más accesible al público actual. La estética visual, combinada con una banda sonora alegre y pegadiza, crea un ambiente festivo que, a pesar de su premisa improbable, logra generar una sensación de magia genuina.
El guion, a primera vista, parece simple, pero se beneficia de un ritmo ágil y de diálogos que, en su mayoría, son ingeniosos y bien escritos. La trama se centra en el inesperado encuentro entre Bertil, un joven algo solitario, y Mr. Moose, el alce parlante y volador. La relación entre ambos personajes se desarrolla de manera orgánica, mostrando una evolución natural de la amistad y el apoyo mutuo. La inclusión de Santa Claus como elemento central, aunque presente principalmente como un peligro potencial, añade una capa de complejidad a la historia y proporciona un motivo sólido para la aventura. Sin embargo, el guion, en algunos momentos, cae en clichés navideños que, aunque no son particularmente perjudiciales, podrían haber sido tratados con mayor originalidad.
Las actuaciones son un punto fuerte de la película. El joven Oskar Pålsson, en el papel de Bertil, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo la vulnerabilidad y el entusiasmo del personaje. Leo Sörling, como Mr. Moose, aporta una dosis de humor y carisma que resulta indispensable para el éxito de la película. La presencia de un actor como Anders Elon, interpretando al Sr. Claus, añade prestigio y una base de reconocimiento para la historia. Si bien la película no exige actuaciones particularmente complejas, la interpretación de Sörling y el carisma de Pålsson son suficientes para conectar al espectador con la trama. Es notable la suavidad con la que se construye la dinámica entre los personajes, creando un ambiente de amistad y aventura que es, en definitiva, el corazón de la película.
La dirección de Kochber se distingue por su capacidad para equilibrar la fantasía con un trasfondo emocional. No se limita a presentar la historia como una simple aventura; explora temas como la soledad, la amistad, la pérdida y la búsqueda de uno mismo. El uso de la cámara es dinámico y creativo, especialmente durante las escenas de vuelo de Mr. Moose, que son visualmente espectaculares y generan una sensación de libertad y emoción. El trabajo de los efectos visuales, aunque obviamente estilizados, cumplen su función de crear un mundo mágico y de hacer que la presencia de un alce volador sea creíble (dentro de las limitaciones de la ficción). El desarrollo de la tensión con el cazador, aunque no alcanza un nivel de profundidad sobresaliente, proporciona un elemento de peligro que mantiene al espectador alerta.
En resumen, “Un Invitado por Navidad” es una película navideña encantadora que ofrece una experiencia visualmente atractiva y emocionalmente resonante. Si bien el guion podría haber sido más arriesgado en algunos aspectos, la combinación de la dirección, las actuaciones y la estética visual la convierten en una opción agradable para disfrutar en familia durante las fiestas. Es una película que, más que ofrecer una gran revolución en el género, lo abraza con entusiasmo y originalidad.
Nota: 7/10