Un largo viaje (2013)

“Un largo viaje” es una película que no solo narra una historia devastadora, sino que la obliga a permanecer contigo mucho después de que los créditos finales hayan empezado a rodar. La película, basada en la experiencia real de uno de los supervivientes del tristemente célebre ferrocarril de la muerte en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial, es una reflexión escalofriante sobre la crueldad humana, la explotación y las consecuencias de la guerra.

La dirección de Roger Furman es sutil pero eficaz. Evita el sentimentalismo barato, optando por un enfoque documental que se asemeja a un reportaje periodístico de la época. No hay grandilocuencia visual ni imágenes excesivamente dramáticas; en cambio, se centra en la meticulosa reconstrucción de la atmósfera de la época, la sensación palpable de desesperación y el horror silencioso de la explotación. La película se siente, en gran medida, como si estuviéramos viendo fragmentos de un archivo histórico, lo que contribuye enormemente a su impacto emocional. El uso del color, especialmente en las escenas que recrean la construcción de las vías, es muy cuidado, evocando el polvo, el sudor y el barro que impregnaban cada momento.

El núcleo de la película reside, por supuesto, en las actuaciones. El actor chino, Lee Xiaoyu, ofrece una interpretación magistral de Long, un joven prisionero chino que se ve arrastrado al proyecto. Su personaje no es un héroe, ni un villano; es un hombre atrapado en circunstancias inhumanas, luchando por sobrevivir y mantener su dignidad en medio de la barbarie. Su mirada, a menudo vacía y silenciosa, es profundamente conmovedora. Las actuaciones de los demás miembros del reparto, tanto los actores occidentales como los asiáticos, son igualmente sólidas, aportando credibilidad a la historia y a los personajes.

El guion, co-escrito por Furman y Peter Brennan, se basa en el testimonio de uno de los supervivientes, un relato crudo y honesto que ha sido cuidadosamente adaptado para el cine. La película no intenta simplificar la complejidad de la situación. Muestra la realidad brutal de la construcción, los accidentes mortales, las enfermedades y el constante miedo a la muerte. Pero, al mismo tiempo, también se centra en los pequeños actos de humanidad que se observan entre los prisioneros: la ayuda mutua, los intentos de mantener la moral y la esperanza, y la búsqueda desesperada de dignidad en medio de la miseria. La película es inteligente al evitar convertir la historia en un mero relato de desastres, sino que explora las profundidades de la experiencia humana bajo condiciones extremas. La lentitud del ritmo, aunque pueda resultar un obstáculo para algunos espectadores, es fundamental para transmitir la sensación de agotamiento y desesperanza que experimentaron los trabajadores.

“Un largo viaje” no es una película fácil de ver, ni tampoco fácil de olvidar. Es un recordatorio doloroso de los horrores de la guerra y de la importancia de no olvidar los derechos humanos, incluso en tiempos de conflicto. Una película imprescindible para quienes buscan un cine que sea relevante, honesto y profundamente conmovedor.

Nota: 8/10