Un Loco Funeral (2019)

“Un Loco Funeral” (Madea’s Family Reunion) es una película que, en esencia, parece querer ser una celebración familiar, un torbellino de risas y afecto descontrolado. Sin embargo, el resultado final es una mezcla a veces exasperante de situaciones exageradas y diálogos que, aunque caricaturescos, terminan por cansar. La película, dirigida por Steve Barnett, se basa en la premisa de que la matriarca Madea y su peculiar familia se reúnen para una fiesta familiar que evoluciona hacia un funeral inesperado, y el conflicto central surge del intento de ocultar una tragedia a los demás. La película se siente como una extensión de las comedias de Martin Lawrence, pero carece de la chispa y la gracia que le daban esas películas.

El núcleo de la película reside en el personaje de Madea, interpretado por la imponente Martin Lawrence. Lawrence, como siempre, está en su elemento, dando rienda suelta a su humor salvaje y a su capacidad para convertir cualquier situación en una comedia. Su improvisación es la banda sonora de la película, y aunque algunas de sus ocurrencias son genuinamente hilarantes, hay momentos en que su personaje se vuelve repetitivo y la sobreactuación se hace palpable. La película se apoya demasiado en la personalidad excéntrica de Madea, relegando el desarrollo de otros personajes a un segundo plano. Además, el personaje de Madea, aunque divertido, es a menudo condescendiente y un poco cruel, lo cual dificulta la conexión emocional con ella.

El guion, escrito por Tommy Wiseau y Steve Barnett, es una fuente constante de sorpresas (y a veces, de frustración). Las situaciones absurdas y los diálogos forzados son la norma, y la lógica es prácticamente inexistente. Si bien esto puede resultar divertido en dosis moderadas, la película constantemente recurre a la repetición de motivos y la resolución de conflictos mediante soluciones improvisadas que, en esencia, carecen de sustancia. El guion se siente más centrado en la búsqueda de la comedia instantánea que en la construcción de un arco narrativo sólido. Se explora el tema del secreto familiar, el peso de la culpa y la necesidad de aceptación, pero estas cuestiones se abordan de forma superficial, nunca llegando a un análisis profundo. El ritmo es desigual, con momentos de pura explosión cómica seguidos de pausas incómodas que rompen el flujo de la historia.

En cuanto a la dirección, Barnett logra mantener el caos en pantalla, creando un ambiente visualmente caótico y desordenado que refleja la naturaleza caótica de la familia Madea. Sin embargo, la dirección no logra elevar las situaciones a un nivel superior, ni tampoco ofrecer soluciones creativas al problema de la sobreexplotación del personaje principal. Los efectos visuales, aunque utilizados con un estilo particular y distintivo, son a menudo poco convincentes y contribuyen a la sensación general de artificialidad de la película. El elenco de secundarios, formado por actores conocidos como Cedric the Entertainer y Jill Scott, ofrece actuaciones sólidas, aunque sus personajes no logran destacar particularmente dentro de la narrativa.

En definitiva, “Un Loco Funeral” es una película que ofrece entretenimiento fácil para aquellos que buscan una comedia desenfrenada y sin pretensiones. No obstante, su guion predecible, la sobreexplotación del personaje de Madea y la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes limitan su potencial. Es una comedia ocasional, disfrutable si se consume con la expectativa correcta y la disposición de reírse de lo absurdo, pero lejos de ser una obra maestra del género.

Nota: 5/10