Un padre en apuros (1996)

“Un Padre en Apuros” es una comedia familiar que, aunque no llega a revolucionar el género, ofrece un entretenimiento ligero y agradable, especialmente para las familias con niños pequeños. La película se centra en la obsesión paterna, llevada al extremo por Howard Langston, interpretado con una honestidad encantadora por Kevin Hart. Su personaje es convincente; no se trata de un padre negligente o insensible, sino de un hombre trabajador y dedicado que simplemente se deja llevar por el entusiasmo infantil, buscando desesperadamente un regalo de Navidad que le permita compensar las horas que ha perdido con su hijo. La clave del éxito de la película reside precisamente en esta vulnerabilidad, en mostrar a un hombre que, a pesar de su seriedad profesional, anhela una conexión más profunda con su hijo.

La dirección de Todd Phillips mantiene un ritmo constante, evitando momentos de excesiva grandilocuencia y concentrándose en la comedia situacional. Phillips no se complica con demasiados trucos visuales; la película se basa en diálogos ingeniosos y situaciones absurdas que, aunque previsibles, logran generar risas genuinas. Sin embargo, la dirección podría haberse beneficiado de un mayor control del tono. Algunas escenas de comedia palidecen y no alcanzan el nivel de gracia deseado, restando fuerza al conjunto. El manejo del suspense de la búsqueda del muñeco, que inicialmente promete ser el motor de la trama, termina siendo más una anécdota que un verdadero elemento central de la historia.

Kevin Hart ofrece una actuación sólida, dotando a Howard de una mezcla perfecta de exasperación, desesperación y genuino afecto por su hijo. El joven Jacob Slavinski, quien interpreta a Jamie, también destaca, capturando la inocencia y la intensa decepción de un niño que pierde la esperanza. El resto del elenco secundario, incluyendo a Patton Oswalt y Lauren Lapkus, aportan alivio cómico y, en algunos casos, toques de ternura. Sin embargo, la película se queda corta en el desarrollo de personajes secundarios más profundos, relegándolos a roles meramente caricaturescos.

El guion, firmado por David Pines y Todd Phillips, es funcional y, en su mayor parte, divertido. Las ideas son simples y directas, enfocándose en la resolución del problema central: la búsqueda del Turboman. El humor es principalmente de slapstick y diálogos rápidos, pero ocasionalmente se adentra en territorios más sutiles, explorando la dinámica entre padre e hijo y la importancia de la conexión familiar. No obstante, el guion no alcanza a superar su propia previsibilidad, y algunas bromas se sienten forzadas o repetitivas. Se podría haber apostado por un enfoque más original en la construcción de la trama, alejándose de la fórmula del "padre busca regalo" tan común en el género.

Nota: 6/10