Un plan irresistible (2020)

“Un plan irresistible” (Mr. Smith Goes to Washington, aunque con un espíritu similar) es una película que, en el fondo, nos habla sobre la esperanza, la corrupción y la necesidad desesperada de integridad. Dirigida por Phil Hoffman, la película se sitúa en el corazón del Medio Oeste americano y, a pesar de su estética contemporánea y de no estar marcada por la grandilocuencia de los clásicos que le inspira, logra transmitir una sensación de nostalgia por la era en la que la política, al menos en la teoría, prometía ser un servicio público. La película no se centra en batallas campales o dramáticas, sino en la lenta, a veces frustrante, construcción de una campaña. Este enfoque, deliberadamente pausado, permite al espectador adentrarse en la psicología de sus personajes, y es ahí donde la película brilla con mayor intensidad.

La actuación de Michael Shannon como Tom Broeker es, sin duda, el núcleo emocional de la película. Shannon, conocido por su intensidad y su capacidad para interpretar personajes complejos, entrega una actuación magistral. Broeker no es un héroe idealizado, sino un hombre cansado, profundamente marcado por la vida y un profundo sentimiento de decepción con el sistema. Shannon logra transmitir esa apatía inicial, esa rabia contenida, y esa lenta y gradual aceptación de una responsabilidad que no había buscado. Su evolución a lo largo de la película es palpable, y es su interpretación la que da el peso a la historia. El resto del reparto, aunque competente, sirve principalmente para complementar el trabajo de Shannon, creando un entorno creíble, a pesar de que el decorado no siempre sea el más sofisticado.

El guion, coescrito por Hoffman y Dustin Lance Black, se beneficia de una narrativa sencilla pero efectiva. La estructura es clara y el ritmo, como ya se ha mencionado, es deliberadamente lento, permitiendo al espectador comprender las motivaciones de los personajes y las complejidades de la situación política. Sin embargo, la película no cae en la torpeza que a veces puede acompañar a este tipo de historias. El conflicto no se basa en golpes de efecto, sino en la lucha constante entre la idealización y la realidad, entre la promesa de un cambio y el cinismo inherente al sistema. La película explora con cuidado la corrupción que se esconde detrás de las apariciones públicas, y la dificultad de mantener la integridad en un entorno donde el poder y el dinero tienen un peso considerable. El guion, en este sentido, es un reflejo de esa lucha interna, tanto de Broeker como de la audiencia.

A pesar de sus virtudes, “Un plan irresistible” no es una película que despegue al cielo. La trama, aunque interesante, es predecible en algunos momentos, y la cinematografía, aunque funcional, carece de una identidad propia. Sin embargo, la fuerza de la actuación de Michael Shannon y la profundidad de la exploración de temas como la corrupción política y la necesidad de la integridad la convierten en una película que merece ser vista. Es un recordatorio de que, a veces, los cambios más importantes se logran no a través de grandes gestos, sino a través de la perseverancia, la honestidad y la voluntad de luchar por lo que se cree. Una película reflexiva y, sobre todo, muy bien interpretada.

Nota: 7/10