Un plan perfecto (Gambit) (2012)

“Un Plan Perfecto (Gambit)” es una comedia de atracos elegante y refinada, que se aleja de los clichés del género y se instala en un thriller de artillería pesada con un toque de romanticismo inesperado. La película, dirigida por Christian Volckmann, no se limita a ofrecir un robo espectacular; construye un ambiente de sofisticación y tensión que atrapa al espectador desde el principio, demostrando una dirección de arte y visuales impecables.

El guion, adaptado de la novela homónima de David E. Feldman, es lo que realmente eleva la película. La premisa de Harry Deane, un restaurador de arte con una mente maestra para el engaño, es ingeniosa y se desarrolla con un ritmo magistral. La trama se complica gradualmente, presentando giros inesperados que mantienen la atención y desafían las expectativas. La película se enfoca en la psicología de los personajes, explorando sus motivaciones, miedos y la compleja danza entre la ambición, la avaricia y el deseo. Aunque la historia podría considerarse predecible en algunos momentos, la forma en que se narra, con un diálogo inteligente y situaciones cómicas sutiles, le da una frescura que la diferencia de otras comedias de atracos.

Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Tom Hughes entrega una interpretación particularmente convincente como Harry Deane, un hombre atormentado por su pasado y que se ve obligado a recurrir a la astucia y a la manipulación para alcanzar sus objetivos. Su personaje es ambiguo, ya que, a pesar de sus acciones, el espectador puede empatizar con su búsqueda de redención personal. Asimismo, Rebecca Ferguson, como Nicole, aporta una vitalidad y una sensualidad contrastantes, que le permiten mostrar las capas de su personaje. El resto del elenco complementa la historia con actuaciones sólidas, especialmente Ed Skrein, cuya interpretación de Shabandar, el coleccionista de arte, es absolutamente memorable. No se rehúye en mostrar su lado manipulador y coleccionista.

La película no se detiene en el espectáculo visual del robo en sí, sino que se centra más en la preparación meticulosa y en la tensión que precede a él. El diseño de producción es impecable, recreando ambientes lujosos que reflejan el poder y la ostentación de los personajes. La banda sonora, discreta pero efectiva, subraya la atmósfera de suspense. El uso de la cámara es inteligente, evitando clichés y optando por planos que enfatizan la tensión y el drama de las situaciones. La película se atreve a explorar la relación entre Harry y Nicole, que evoluciona de manera natural y sorprendente, aportando un componente romántico que, aunque secundario, le añade una dimensión adicional a la historia. La película no es perfecta, pero su guion bien construido, las sólidas actuaciones y la dirección cuidadosa la convierten en una experiencia cinematográfica entretenida e inteligente.

Nota: 7/10