Un polvo desafortunado o porno loco (2021)

Radu Jude, tras su explosiva ‘Aferim!’ y su incursión en la fotografía en ‘Operation Phibbas’, vuelve a desatar una bomba social y estética con ‘Un polvo desafortunado o porno loco’. La película no es una pieza fácil de digerir, sino una confrontación visceral a la hipocresía, el conservadurismo y la facilidad con la que las apariencias pueden ocultar verdades embarazosas. Es, esencialmente, un experimento cinematográfico que obliga al espectador a reflexionar, y no siempre de manera agradable.

El núcleo de la historia, la filtración de una cinta sexual, sirve como catalizador para exponer las reacciones exageradas y, a menudo, absurdas de una sociedad que se considera moralmente superior. La película no ofrece una justificación o una defensa de la acción, sino que se centra en documentar las consecuencias, la histeria colectiva y la manipulación mediática que la rodean. La puesta en escena es deliberadamente perturbadora y desconcertante. Jude no busca la inmersión; se resiste a proporcionar un escenario cómodo. La cámara a menudo se detiene en primeros planos incómodos, prolongando miradas fijas y silenciando el diálogo en favor de la imagen. Este ejercicio de incomodidad, lejos de ser un truco, se convierte en una forma de crítica implacable, casi un acto de violencia silenciosa.

Las actuaciones son convincentes, aunque no esperemos grandes dramas o interpretaciones excepcionales. Es un trabajo sobre la propia presencia, sobre la exposición, sobre el peso de la mirada pública. Emi, interpretada por Maria Boban, transmite una mezcla de frustración, vergüenza y determinación que es profundamente creíble. Su evolución, desde una maestra aparentemente corriente hasta una mujer luchando por su dignidad, es sutil pero impactante. El resto del elenco, que incluye a numerosos personajes secundarios con roles reducidos pero significativos, contribuye a la sensación de un microcosmos social en ebullición.

La dirección de Jude es, sin duda, la pieza central de la película. Su audaz elección de la forma, la experimentación con el sonido y la disposición de la imagen, todos sirven para reforzar la crítica social. ‘Un polvo desafortunado o porno loco’ no ofrece respuestas fáciles; se limita a mostrar el caos, la confusión y la deshumanización que acompañan a una crisis moral. Es una película que provoca, que incomoda y, en última instancia, que te obliga a preguntarte qué tan superficiales son tus propias creencias. No es una película para todos los públicos, y su impacto probablemente se intensificará con el tiempo, a medida que el contexto social y político que la inspira evolucione. Es, sin duda, un trabajo desafiante pero también profundamente relevante, una declaración de intenciones cinematográficas que no se olvida fácilmente.

Nota: 8/10