Un Prince (presque) charmant (2013)

“Un Príncipe (presque) Charmant” no es una revolución cinematográfica, ni siquiera una comedia romántica particularmente original. Sin embargo, resulta ser, en un contexto de propuestas cinematográficas abundantes, un escape agradable y bien construido. La película, dirigida con una paleta visual suave y cuidada por la propia Vahina Giocante, se centra en la reevaluación vital de Jean-Marc, interpretado con la correcta dosis de cinismo y vulnerabilidad por parte de Vincent Perez. Perez logra evocar la incomodidad y el aislamiento de un hombre que ha construido su vida en torno al éxito profesional, a costa de cualquier otra forma de conexión emocional. La actuación no es grandilocuente, sino que se sustenta en la sutileza, transmitiendo la dificultad de Jean-Marc para conectar con las personas a su alrededor, un sentimiento que muchos espectadores reconocerán, sin duda.

La trama, aunque previsible, se desarrolla con un ritmo constante y, en general, bien ejecutado. La premisa –la amenaza inminente de perder la boda de su hija y la necesidad de Jean-Marc de reevaluar su vida– es un cliché, pero la película lo toma y lo explora con una naturalidad que evita caer en la caricatura. Se centra en el impacto de la inesperada ayuda de Nicole Calfan (Vahina Giocante), una mujer que, con una intuición y una sabiduría sorprendente, logra despertar en Jean-Marc la conciencia de su soledad y la importancia de conectar con el mundo que lo rodea. La relación entre ambos personajes, aunque no se desarrolla con la profundidad que podría haber tenido, es el corazón de la película y, sorprendentemente, resulta convincente. No es un romance apasionado, sino más bien un reconocimiento mutuo de la necesidad de compañía.

Jacques Weber, en un papel relativamente pequeño, aporta un toque de humor inesperado como el padre de la novia. Su presencia, aunque breve, sirve para subrayar la incomodidad de Jean-Marc y la complejidad de las dinámicas familiares. La película, en su esencia, es un recordatorio de que, a pesar de nuestras ambiciones y logros, a veces lo que más necesitamos es un poco de cariño y compañía. La dirección de arte y la música complementan perfectamente el tono ligero y optimista de la narrativa. Sin embargo, el guion, por momentos, se siente un poco superficial y carece de matices en ciertos aspectos. Se deja un potencial inexplorado en el desarrollo de las razones detrás del aislamiento de Jean-Marc, y algunos diálogos, aunque convenientes, podrían haber sido más ingeniosos. No obstante, la película, en su conjunto, logra transmitir un mensaje positivo sobre la importancia de abrirnos a las posibilidades de la vida y aceptar la ayuda de los demás.

Nota: 7/10