Un puente lejano (1977)

“Un puente lejano” (The Longest Road) no es una película que te deje con una conclusión fácil o un mensaje claro y luminoso. Es, en cambio, una inmersión profunda y visceral en la brutalidad y la incertidumbre de la guerra, ambientada en uno de los planes militares más fallidos de la historia: la Operación Market Garden. La película, dirigida con maestría por James Kent, se centra en el sargento Ben Walker (Pierce Brosnan), un oficial de inteligencia estadounidense que, impulsado por la necesidad de salvar vidas, se ve al frente de una misión suicida para asegurar varios puentes vitales en los Países Bajos. La narrativa se aleja del heroísmo grandilocuente y se adentra en la realidad sombría de los soldados comunes, cuyo coraje se enfrenta a la miseria del hambre, la enfermedad y la constante amenaza de la muerte.

La película destaca por su dirección precisa y su atmósfera sombría y realista. Kent logra capturar la desesperación y el caos de la guerra en el frente, mostrando los efectos devastadores del clima adverso y la falta de coordinación. La cinematografía, oscura y desoladora, contribuye a crear una sensación de claustrofobia y peligro inminente. No se romantiza la guerra, se la muestra tal como es: una tragedia en la que la supervivencia depende de la suerte y la capacidad de adaptarse a circunstancias inimaginables. La banda sonora, discreta pero efectiva, subraya la tensión y el sufrimiento de los personajes.

La actuación de Pierce Brosnan es particularmente brillante. Alejándose de su imagen habitual de héroe carismático, ofrece una interpretación vulnerable y con matices del sargento Walker. Su evolución, desde un oficial pragmático y cínico hasta un líder que se ve obligado a tomar decisiones imposibles, es convincente y conmovedora. El resto del elenco también cumple con creces, con actuaciones destacadas de John Hurt como el mayor Dwan y Ray Winstone como el soldado estadounidense Miller. La química entre los personajes es palpable, y sus interacciones son cruciales para la construcción del relato.

El guion, adaptado de un libro de Donald Newton, es lo más fuerte de la película. Se centra en las decisiones tácticas, las fallas logísticas y el impacto emocional de la misión en los soldados. La película evita las explicaciones excesivas y permite que la historia se desarrolle de manera orgánica, a través de la experiencia de los personajes. A pesar de la tragedia que rodea la operación, la película celebra el espíritu de camaradería y la lealtad entre los soldados. Es una película que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la guerra, el valor del sacrificio y la importancia de la humanidad en medio de la barbarie. “Un puente lejano” no ofrece respuestas fáciles, sino que se queda con la pregunta persistente de cómo sobrevivir en la oscuridad y mantener la esperanza de un futuro.

Nota: 7/10