Un tipo genial (1983)

“Un tipo genial” (Originalmente “A Great Romance”) es una película de 1994 que, a primera vista, podría parecer un melodrama rural, pero tras una observación más atenta, se revela como un estudio sutil y profundamente conmovedor sobre la naturaleza del deseo, la pérdida y la dificultad de alcanzar la felicidad. La película, dirigida con maestría por John Schlesinger, no ofrece espectáculo ni grandes giros argumentales, sino que se enfoca en la lenta y casi imperceptible transformación de un hombre atormentado por su pasado.

Peter Riegert ofrece una actuación absolutamente magistral como Mac, un hombre de negocios amargado y desorientado, enviado a negociar la compra de una pequeña comunidad costera escocesa. Riegert transmite con una precisión asombrosa la incomodidad, el vacío y el deseo de conexión de Mac. No se trata de un personaje simpático; es un hombre que ha renunciado a las emociones y que solo busca un lugar donde esconderse. Su lentitud, su aparente frialdad y su mirada perdida son el reflejo de una soledad profunda.

La contraparte de Mac es el personaje de Fulton Mackay, interpretado con una fuerza contenida por James Garner. Mackay es un hombre anciano, dueño de la playa más atractiva del pueblo y, aparentemente, el obstáculo principal para la expansión de la refinería. Garner le da una dignidad y un orgullo silencioso. La relación entre ambos personajes es el corazón de la película. No es una relación de amistad, ni siquiera de rivalidad abierta, sino un intercambio de silencios, miradas y la lenta comprensión de que ambos están buscando algo más que lo material. La película no ofrece una resolución fácil a este intercambio; la conexión, si la hay, es compleja y a menudo dolorosa.

El guion, adaptado de una novela de Robert Nye, es brillante en su sencillez. La película se desarrolla a un ritmo pausado, casi meditativo. Schlesinger permite que la historia se desarrolle naturalmente, sin apresurar los momentos clave. La fotografía de Sven Nykvist es igualmente importante, creando un ambiente visualmente hermoso y evocador, con el azul profundo del mar escocés y la atmósfera melancólica del pueblo costero. La película no depende de efectos especiales o de un argumento elaborado; su fuerza reside en la honestidad emocional y en la capacidad de sugerir más de lo que dice explícitamente.

“Un tipo genial” no es una película para todos los gustos. Es una película que exige paciencia y una mente abierta. Pero para aquellos que están dispuestos a sumergirse en su atmósfera y a reflexionar sobre sus temas, es una experiencia cinematográfica profundamente satisfactoria y conmovedora. Es una película que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales han rodado.

Nota: 8/10