Un yanqui en Oxford (1938)

“Un yanqui en Oxford” es una comedia deportiva que, a pesar de su premisa familiar y su evidente intento de emular la nostalgia de las comedias deportivas británicas, no logra alcanzar la brillantez que se podría esperar. Dirigida por John Madden, el director responsable de “Shakespeare en King Lear”, demuestra una habilidad para el humor verbal, pero la película se ve diluida por una ejecución que, en general, resulta algo plana y predecible.

La historia de Lee Sheridan, interpretado por Ben Affleck, presenta un cliché tan recurrente como efectivo. Un joven estadounidense arrogante y egocéntrico que se enfrenta a la tradición británica, prometiendo un conflicto divertido y, potencialmente, reflexivo. Affleck, aunque carismático y capaz de transmitir la bravuconería de su personaje, se ve limitado por un guion que no explora suficientemente las capas de su personaje. La razón de su arrogancia y su incomodidad en Oxford son meramente superficiales, lo que impide que el espectador se conecte realmente con él. Su evolución, aunque presente, carece de la profundidad que podría haberle dado más resonancia.

La película se centra en la tensión entre las universidades de Oxford y Cambridge en una regata de remo. Aunque las escenas de remo son visualmente agradables y se capturan con cierta intensidad, la competición misma se convierte en un vehículo para el humor. La dirección de Madden se centra más en las situaciones cómicas que en la dramaturgia de la carrera, relegando a los personajes del remo a menudo a meros accesorios en el engranaje de las gags.

Sin embargo, el punto fuerte de la película reside, sin duda, en las interpretaciones secundarias. Emma Thompson, como la matriarca decidida y temperamental de un libro antiguo, ofrece una actuación memorable, llena de ingenio y un toque de astucia. Su relación con Lee es, a la vez, cómica y provocadora, y Thompson está en su elemento. También se destaca el papel de Mark Williams como el librero, un personaje de apoyo hilarante y un alivio cómico constante. Williams aporta un encanto genuino y una gran química con Thompson.

A pesar de los aciertos en las actuaciones, la película no se libra de ciertos clichés del género. El humor, aunque a veces efectivo, a menudo recurre a estereotipos y situaciones previsibles. Además, la banda sonora, aunque agradable, es excesivamente utilizada y a veces intrusiva. En definitiva, “Un yanqui en Oxford” es una comedia deportiva entretenida, pero que no alcanza el nivel de originalidad ni de profundidad que sus premisas sugieren. Es una película agradable para una tarde de cine, pero que no dejará una huella duradera.

Nota: 6/10