Una boda de muerte (2011)

“Una Boda de Muerte” es, a primera vista, una comedia romántica con un trasfondo de choque cultural que promete un torbellino de situaciones hilarantes y momentos emotivos. Y en cierto modo, cumple con esas expectativas, aunque a costa de una ejecución que a veces se siente un tanto torpe y predecible. La película, dirigida por Mark Williams, explora la tensión que surge cuando un grupo de amigos de la infancia, reunidos para celebrar el matrimonio de uno, se enfrenta a la familia de la novia, una familia australiana tradicional y, digamos, un poco intimidante. La premisa es interesante y ofrece un terreno fértil para el humor, pero el desarrollo de la trama a veces se siente un poco estirado y se basa en clichés que, aunque conocidos, no aportan nada particularmente fresco.

El corazón de la película reside en las complejas relaciones entre los amigos de David. Todos tienen sus propios secretos, frustraciones y, sobre todo, una innegable lealtad el uno hacia el otro. Las actuaciones son sólidas, con especial mención a Matt Brewer como el desaliñado y sarcástico Ben, que proporciona la mayor parte del humor de la película. El resto del reparto – Sean Hayes, Patrick Swayze y Neil Patrick Harris – ofrece también interpretaciones convincentes, aunque algunos de sus personajes se sienten un tanto planos y unidimensionales. El conflicto central, la rivalidad entre los amigos y la familia de la novia, no es particularmente original, y la película no se atreve a explorar las motivaciones de los personajes con la profundidad que podría haberle dado. Es una competencia superficial, más un ejercicio de ‘quién es más estúpido’ que una investigación sobre las dinámicas interpersonales.

Visualmente, “Una Boda de Muerte” es agradable, con escenas en la exuberante costa australiana que contrastan con el ambiente desordenado y caótico que se desarrolla en la propiedad. La dirección de fotografía es buena, y la banda sonora complementa adecuadamente las diferentes escenas, aunque a veces se siente un tanto genérica. Sin embargo, el guion es donde la película realmente peca. Si bien hay algunos momentos de humor inteligente, la mayor parte del diálogo es demasiado expositivo y busca explicar las motivaciones de los personajes en lugar de mostrarlas a través de la acción y el diálogo natural. El ritmo es irregular, con pasajes rápidos y llenos de acción intercalados con momentos de diálogo largo y poco convincente. La tensión se construye de manera lenta e ineficaz, y el clímax, aunque divertido, se siente un poco apresurado y poco satisfactorio.

En definitiva, “Una Boda de Muerte” es una comedia romántica entretenida, pero no particularmente memorable. Ofrece algunas risas y momentos agradables, especialmente si se aprecia el humor más absurdo. Pero su guion predecible y sus personajes a veces planos impiden que la película alcance su máximo potencial. Es un entretenimiento ligero, perfecto para una noche de cine sin grandes pretensiones, pero no un clásico que se recuerde por mucho tiempo. Se podría haber explotado el concepto con mayor inteligencia y profundidad, pero al final se queda en una comedia de situación estándar.

Nota: 6/10