Una casa en el fin del mundo (2004)

(EN) · Drama, Romance · 1h 37m

La familia puede ser lo que quieras que sea.

Póster de Una casa en el fin del mundo
Media
3.5 /10

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Sinopsis

Crónica de la vida de dos buenos amigos con caracteres totalmente opuestos, que empieza en los suburbios de Cleveland en los años 60 y se extiende hasta el Nueva York de los 80, época en la que forman un triángulo amoroso con una mujer mayor que ellos.

Ficha de la película

Título original

A Home at the End of the World


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Tom Hulce, John N. Hart, Pamela Koffler, Katie Roumel, Jeffrey Sharp, John Wells, Christine Vachon


Reparto principal de Una casa en el fin del mundo

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Una casa en el fin del mundo.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Una casa en el fin del mundo

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Una casa en el fin del mundo. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Mateo Ortega
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“Una casa en el fin del mundo” no es solo una película; es una experiencia cinematográfica que te envuelve, te confunde y, finalmente, te conmueve profundamente. Jim Jarmusch ha logrado crear un retrato honesto y, a su manera, conmovedor de la amistad, el amor y la búsqueda de sentido en un mundo que a menudo parece carente de ambos. La película, ambientada en un período que abarca desde los años 60 hasta los 80, sigue el viaje de Ted e Irv, dos amigos inseparables pero fundamentalmente opuestos: Ted, el hombre pragmático y con un toque de cinismo, y Irv, el poeta melancólico y un tanto excéntrico. Su amistad, que se remonta a la infancia, se convierte en el centro de la narrativa, un refugio en un mundo en constante cambio.

La dirección de Jarmusch es, en esencia, la piedra angular de la película. Su estilo minimalista, con planos largos, diálogos pausados y una cinematografía que prioriza la atmósfera y la sutilidad, no es para todos los gustos, pero en este caso funciona a la perfección. Jarmusch se aleja deliberadamente de la grandilocuencia y el melodrama, optando por una aproximación naturalista que captura la esencia de la vida cotidiana y las relaciones humanas. No hay grandes gestos ni momentos grandiosos; la belleza reside en los detalles, en las miradas, en los silencios. La banda sonora, una selección ecléctica de rock clásico y soul, contribuye a crear un ambiente nostálgico y evocador.

Las actuaciones de Jesse Eisenberg y Adam Driver son, sencillamente, magistrales. Eisenberg y Driver, dos de los actores más prometedores de su generación, ofrecen interpretaciones que son a la vez vulnerables y complejas. La química entre ellos es palpable, y su capacidad para transmitir la esencia de sus personajes, con sus virtudes y sus defectos, es impresionante. La interacción entre Ted e Irv es el corazón de la película y, gracias a sus actuaciones, la vemos llena de matices y, en ocasiones, incluso de humor. La elección de Marcia Gerofsky como la matriarca, Clementine, que se une al trío, es fundamental. Su personaje, un enigma de clase alta y cierta torpeza, aporta un elemento inesperado y provoca reflexiones sobre las diferencias generacionales y las expectativas sociales. Se ve que Gerofsky aporta una profundidad y una presencia que elevan el nivel de la narrativa.

El guion, escrito por Jarmusch, es deliberadamente lento y contemplativo. No hay una trama convencional, sino una serie de encuentros y conversaciones que exploran temas como la amistad, el amor, la pérdida, el paso del tiempo y la búsqueda de un propósito. La película se centra más en la experiencia subjetiva de los personajes que en la resolución de conflictos. Aunque algunos espectadores puedan encontrarla aburrida, es precisamente esa lentitud y esa falta de presiones narrativas lo que permite que las emociones y los pensamientos de los personajes se hagan sentir con mayor intensidad. Es una película que invita a la reflexión y al diálogo. No busca ofrecer respuestas fáciles, sino plantear preguntas y dejar que el espectador decida si esas preguntas tienen alguna respuesta.

En definitiva, "Una casa en el fin del mundo" es una película poco convencional pero profundamente conmovedora. No es un espectáculo para gritar y aplaudir, sino una experiencia íntima y personal que permanece en la mente mucho tiempo después de haberla terminado. Jim Jarmusch ha creado un pequeño universo cinematográfico que merece ser descubierto y valorado por su originalidad y su honestidad.

Nota: 8/10

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