Una chica tan decente como yo (1972)

(FR) · Comedia, Crimen · 1h 38m

Póster de Una chica tan decente como yo
Media
2.9 /10

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Dónde ver Una chica tan decente como yo

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Sinopsis

Stanislas Prévine, un joven profesor de sociología, prepara una tesis sobre la criminalidad femenina. Una de las mujeres elegidas para su estudio es Camille Bliss, acusada, entre otras cosas, del asesinato de Arthur, un técnico en desratización. El profesor, armado con su grabadora y sus personales teorías que aún no ha podido confirmar, acude a la prisión. Se entrevista con la muchacha y la somete a un largo interrogatorio, en el que sale a relucir su pintoresco pasado. Conforme avanzan las conversaciones, Stanislas está cada vez más convencido de la inocencia de Camille y llega a la conclusión de que Arthur se suicidó.

Ficha de la película

Título original

Une belle fille comme moi


Estreno


Géneros

Idioma original

FR



Guionista

Marcel Berbert


Reparto principal de Una chica tan decente como yo

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Una chica tan decente como yo.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Una chica tan decente como yo

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Una chica tan decente como yo. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Ignacio Sáez
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.5/10)

“Una chica tan decente como yo” (titulada originalmente “Une jeune fille comme vous”) es un ejercicio de suspense psicológico lento, meticuloso y, en última instancia, profundamente conmovedor. La película de Patrice Leconte, estrenada en 1992, no ofrece la acción frenética o los giros argumentales que suelen asociarse a este género, sino que se enfoca en el delicado proceso de cuestionamiento de la verdad y la exploración de la psique humana. La película se beneficia enormemente de la dirección precisa de Leconte, quien mantiene un ritmo pausado y contemplativo que permite al espectador sumergirse en la atmósfera claustrofóbica de la prisión y en la peculiar dinámica entre Stanislas Prévine y Camille Bliss. La puesta en escena, minimalista y sobria, contribuye a la sensación de frialdad y aislamiento, subrayando la desconexión de ambos personajes.

Jean-Louis Trintignant ofrece una actuación magistral como Stanislas Prévine. Su personaje no es un detective heroico, sino un intelectual vulnerable e inseguro, aferrado a sus teorías y obsesionado con demostrar que tiene razón. La paciencia y la empatía de Prévine, plasmadas en su mirada y en su tono de voz, son contagiosas, generando una conexión genuina con la audiencia. Sin embargo, la película no romantiza al investigador; lo muestra como un hombre atrapado en sus propias limitaciones y apegado a una visión del mundo que, al final, resulta parcial. La contraparte, Isabelle Adjani, da vida a Camille Bliss con una intensidad inquietante. Su personaje es enigmático y, inicialmente, poco accesible, pero la atormentada mirada de Adjani y su lenguaje corporal revelan una profunda angustia y un pasado turbulento. La química entre ambos actores es palpable, fundamental para el éxito de la película.

El guion, adaptado de la novela de Éric-Emmanuel Schmitt, se destaca por su ambigüedad deliberada. No se presenta una resolución definitiva del caso Arthur, sino más bien un análisis de la percepción de la justicia y la subjetividad de la memoria. La película plantea preguntas importantes sobre el papel de la evidencia, la moral y la capacidad del individuo para juzgar a otro. Las conversaciones entre Stanislas y Camille no son simplemente entrevistas; son un examen exhaustivo de la verdad y la percepción de la misma. La película se adentra en la complejidad de la psicología humana, explorando temas como la soledad, el rechazo y la búsqueda de redención. La forma en que se van desvelando los fragmentos del pasado de Camille, lentamente, es un elemento clave para generar suspense y mantener al espectador enganchado. Es importante destacar que la película no busca presentar una narrativa lineal; la fragmentación y la ambigüedad son intencionales y enriquecen la experiencia cinematográfica.

La película, sin duda, es una experiencia desafiante para el espectador. Requiere paciencia y una disposición a aceptar la incertidumbre. No ofrece respuestas fáciles y, en cambio, se centra en la belleza de la duda y la fragilidad de la condición humana. Es un trabajo que perdura mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar, provocando reflexiones sobre la justicia, la moral y la naturaleza de la verdad.

Nota: 8.5/10

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