Una cita en el parque (2017)

“Una cita en el parque” (originalmente “A Date in the Park”) no es una película que deje huellas imborrables, pero sí que logra generar una inquietud constante que se instala bajo la piel del espectador. Dirigida por Michael Winterbottom y escrita por James Watkins, la película se adentra en la atmósfera opresiva de la soledad y el trauma, creando un relato perturbador sobre la fragilidad de la paz y la amenaza que se esconde en los lugares más inesperados. Winterbottom, conocido por su cine de bajo presupuesto y su mirada a menudo incómoda hacia la sociedad británica, despliega aquí su estilo habitual, apostando por la verosimilitud y la tensión psicológica en lugar de los trucos visuales que suelen caracterizar el género de terror.

El punto de partida, el encuentro casual con el hombre atacado, es un giro inesperado que establece el tono de la película. La actuación de Reece Dinsdale como el hombre, que ha vivido aislado en un bosque, es magistral. Su mirada, a menudo llena de miedo y confusión, transmite la sensación de una vida pasada a mejor nunca. Sin embargo, no es el único protagonista. Olivia Colman ofrece una actuación sutil pero poderosa como Emily, la viuda atormentada. Colman, siempre una actriz excepcionalmente versátil, captura la desesperación y la inestabilidad emocional de Emily con una economía de medios que denota un gran dominio interpretativo. Su entrega se basa en el silencio, en los gestos y en las miradas, mostrando una vulnerabilidad que invita a la empatía.

El guion, aunque no es innovador en términos de la trama, se destaca por su atmósfera y por la gradual construcción del suspense. La película no se rinde en demonios ni en efectos especiales baratos, sino que se enfoca en el desarrollo del personaje de Emily y en la lenta revelación de las motivaciones detrás de la amenaza que se cierne sobre ella. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo al espectador absorber la sensación de incomodidad y la creciente paranoia. La decisión de mostrar la investigación policial, aunque necesaria para dar un contexto, se siente en ocasiones como un elemento externo, una obligación narrativa que resta algo de fuerza a la historia centrada en la experiencia de Emily. El final, aunque impactante, puede resultar algo abrupto para algunos, sugiriendo un potencial que se deja implícito en lugar de ser plenamente desarrollado.

En definitiva, “Una cita en el parque” es una película que, aunque no sea un thriller de acción vertiginoso, logra generar una experiencia cinematográfica inquietante y memorable. La dirección de Winterbottom, las actuaciones de Dinsdale y Colman, y la atmósfera opresiva que se construye a lo largo de la película, la convierten en una joya oscura y sugerente. Es un homenaje al cine de terror británico con una sensibilidad particular, donde la amenaza no reside en monstruos o fantasmas, sino en la propia naturaleza humana.

Nota: 7/10