“Una mujer en la liga” (A League of Their Own) es mucho más que una película sobre béisbol; es un retrato vibrante y nostálgico de la sociedad estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, ambientado en un contexto deportivo inesperadamente emocionante. Greta Gerwig, en su magistral dirección, no solo crea un melodrama deportivo convincente, sino que también ofrece una mirada perspicaz sobre el rol de las mujeres en la sociedad y las expectativas cambiantes de la época. La película no se limita a relatar una historia de victorias y derrotas, sino que se enfoca en las luchas internas y el crecimiento personal de sus personajes.
El guion, adaptado de la novela de W.P. Kinsella, es notablemente inteligente. No se contenta con una narrativa lineal, sino que salta entre el presente, donde conocemos a Dottie Hinson (Geena Davis) y Kit Keller (Susan Sarandon) que deciden formar un equipo, y flashbacks que revelan su pasado y las razones detrás de sus decisiones. Este recurso permite a Gerwig construir una atmósfera de suspense y anticipación, manteniendo al espectador enganchado con cada nueva revelación. El diálogo es ágil y lleno de humor, capturando perfectamente el espíritu de la época y las complejidades de las relaciones entre las personajes. La película se sirve de la competencia femenina para abordar temas profundos como la ambición, el deseo de independencia y la búsqueda de la identidad.
Las actuaciones son excepcionales. Geena Davis y Susan Sarandon, en sus respectivos roles, ofrecen interpretaciones intensas y memorables. Davis, a pesar de la aparente fragilidad de su personaje, transmite una fuerza interior innegable, mientras que Sarandon explora con maestría las inseguridades y el anhelo de una mujer atrapada en un matrimonio infeliz. El resto del reparto, incluyendo a Tom Hanks como Jimmy Dugan, complementa la trama con actuaciones sólidas y contribuyendo a la credibilidad de la historia. Hanks, particularmente, brilla como el hombre de negocios que, a pesar de su inicial reticencia, se ve forzado a asumir un rol inesperado y a descubrir un lado de sí mismo que desconocía.
Visualmente, la película es un festín para los ojos. La recreación de la década de 1940 es impecable, desde la moda hasta la música y las decoraciones. La cinematografía de Michael Schwartz, con sus colores cálidos y su sensibilidad, trasmite la atmósfera de optimismo y esperanza que prevalecía en la época. Además, las escenas de béisbol son dinámicas y emocionantes, logrando transmitir la emoción del juego de una manera auténtica y convincente. La película no glamoriza el deporte, mostrando tanto los aspectos heroicos como los desafíos y frustraciones que conlleva.
En definitiva, “Una mujer en la liga” es una película que trasciende el género deportivo, convirtiéndose en un clásico moderno. Es una historia llena de corazón, humor y reflexión sobre la condición humana, la búsqueda de la felicidad y la capacidad de superar los obstáculos. Una joya cinematográfica que merece ser vista y revisada.
Nota: 9/10