Una pandilla de altura (2002)

“Una Pandilla de Altura” es, sin duda, un ejemplo de entretenimiento puro, una película pensada para desconectar y divertirse sin demasiada pretensión. Dirigida con dinamismo por Steve Braun, la película logra crear un ambiente juvenil vibrante y, aunque no alcanza la altura de las grandes comedias familiares, ofrece una experiencia agradable para el público infantil y juvenil.

La premisa, aunque poco original, funciona de manera efectiva. La historia de Calvin, un niño solitario que descubre unas zapatillas con poderes sobrenaturales que le permiten convertirse en un prodigio de la NBA, es un cliché, pero Braun lo maneja con un ritmo ágil. La película se beneficia enormemente de una banda sonora moderna y pegadiza que se adapta perfectamente a la acción y la comedia. Es evidente que la película fue concebida como un producto para la pantalla grande, y lo hace con éxito, aprovechando al máximo las oportunidades visuales que ofrece el deporte. Las escenas de juego, coreografías y los efectos visuales que acompañan a la transformación de Calvin son muy bien ejecutadas, logrando un efecto visual impactante y divertido.

Las actuaciones son, en general, correctas. El joven protagonista, Finn Wolfhard, ofrece un desempeño convincente como Calvin, transmitiendo la vulnerabilidad y el espíritu competitivo del personaje. Su evolución a lo largo de la película, desde un niño tímido hasta una estrella en ascenso, es creíble y genera empatía en el espectador. Los secundarios, aunque no destacan con papeles particularmente memorables, cumplen su función de dar vida al mundo alrededor de Calvin y de su equipo. Sin embargo, la falta de nombres reconocidos en el reparto puede ser vista como una limitación, ya que resta un cierto nivel de atractivo a la película.

El guion, aunque sencillo y con diálogos a veces un poco forzados, cumple su propósito. Se centra en temas universales como la amistad, la perseverancia y la importancia de creer en uno mismo. La película aborda la soledad y la búsqueda de identidad, temas que resuenan con la audiencia juvenil. Sin embargo, a veces el ritmo se descontrola, con momentos de comedia que resultan un tanto exagerados y otros de tensión que no logran generar un verdadero impacto. La trama, si bien entretenida, podría haber sido más elaborada, profundizando en los conflictos internos del personaje y explorando las implicaciones morales del uso de los poderes de las zapatillas. La idea de la zapatilla que te hace ser mejor no es nueva y la película lo aborda sin un giro particularmente original.

En resumen, “Una Pandilla de Altura” es una comedia familiar ligera y entretenida, ideal para una noche de cine en familia. No es una obra maestra cinematográfica, pero ofrece un buen rato de diversión y destaca por su ritmo dinámico y su banda sonora. Si buscas una película para desconectar y disfrutar sin grandes pretensiones, esta es una opción recomendable, especialmente si buscas algo con que los niños se diviertan.

Nota: 6.5/10