Una policía en apuros (2017)

“Una Policía en Apuros” no es simplemente una comedia de acción, es un pequeño hito en el género, un ejercicio de inteligencia humorística que subraya el talento de su directora, Daniela Vidal. La película se instala en un universo familiar, el de las fuerzas de seguridad, pero lo hace con una mirada fresca y poco convencional, centrándose en la evolución personal y profesional de su protagonista, Johanna. Desde el principio, la película establece un tono que es a la vez absurdo y entrañable, una premisa que, paradójicamente, funciona excepcionalmente bien.

El guion, escrito por Vidal y Laura de los Santos, es inteligente y evita caer en clichés. La historia de Johanna no se basa en la típica exageración de las comedias de acción; en cambio, se centra en el esfuerzo, la determinación y la frustración de una mujer que se siente constantemente subestimada y relegada por sus compañeros. La comedia surge de la incompatibilidad entre su talento innato y la percepción de los demás, así como de sus propias frustraciones ante la falta de reconocimiento. El desarrollo del personaje es uno de los puntos fuertes, y la película se toma el tiempo necesario para que el espectador se conecte con su deseo de superación. La tensión humorística nunca se convierte en ridiculez; se equilibra con momentos de genuino drama, donde se vislumbra el peso de la discriminación de género en el ámbito policial.

Las actuaciones son, en su mayoría, impecables. Johanna Pasquali, como Johanna, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo con naturalidad tanto la vulnerabilidad como la fuerza del personaje. Su torpeza no es caricaturesca, sino una manifestación de su inseguridad y su constante necesidad de demostrar su valía. El resto del reparto secundario cumple con creces, aportando un colorido que complementa a la perfección a la protagonista. Destaca especialmente el personaje de Javier, interpretado por Juan Rencoret, un sargento desconfiado pero con un fondo de admiración por el talento de Johanna. Rencoret, como siempre, aporta un toque de ironía y sinceridad que realzan la comedia.

La dirección de Vidal es magistral. Su manejo de la comedia es preciso y sutil, evitando las trampas más comunes del género. Las escenas de acción, aunque coreografiadas de forma efectiva, están integradas de manera orgánica en la trama, nunca restando valor a la historia principal. El diseño de producción, la música y la fotografía contribuyen a crear una atmósfera verosímil y atractiva, que refuerza la experiencia cinematográfica. No es una película que busque ser la más espectacular o la más llena de efectos especiales, pero sí es una película que, a través de su inteligencia y su humor, te atrapa y te hace sonreír. Es una película refrescante y, en cierto modo, reivindicativa.

Nota: 8/10