Una rubia muy legal (2001)

“Una rubia muy legal” (Legally Blonde, 2001) es una comedia que, a pesar de haber envejecido un poco, sigue siendo una película sorprendentemente eficaz para elevar la autoestima y desafiar los estereotipos. Más allá de la superficie de la comedia romántica, la película se erige como un pequeño manifiesto feminista sutilmente inteligente y, en su esencia, una fábula sobre la autoconfianza y el poder de la perseverancia. Reese Witherspoon, en un papel que la catapultó a la fama, ofrece una interpretación deslumbrante como Elle Woods, una estudiante universitaria brillante, socialmente activa y, aparentemente, a la deriva hasta que se ve abruptamente expulsada de su vida universitaria por no encajar en los rígidos parámetros de la alta sociedad.

La dirección de Robert Luketic es ágil y se centra en el ritmo cómico, aprovechando al máximo el carisma de Witherspoon. La película no se toma a sí misma demasiado en serio, abrazando el humor absurdo con naturalidad. Sin embargo, no es simplemente chistes fáciles. Luketic consigue situar la situación de Elle en el contexto de la competitividad despiadada de Harvard, y la presión social para ajustarse a un molde predefinido. La película no sólo dibuja un retrato divertido de la vida universitaria, sino que también muestra, a través de las reacciones de otros personajes, la hostilidad y el sexismo subyacente que Elle debe superar.

El guion, escrito por Kirsten Smith, es notablemente inteligente. La película se construye a través de la sucesión de desafíos que Elle debe afrontar, cada uno de ellos planteando una nueva oportunidad para demostrar su valía. Los diálogos son ingeniosos y, a menudo, subversivos. Lo que hace realmente especial a "Una rubia muy legal" es que no reduce a Elle a un simple cliché de la "chica rubia". En cambio, la película explora la complejidad de su personalidad, su inteligencia y su capacidad de adaptación. El giro argumental, al final, es satisfactorio y refuerza el mensaje central de la película: que la autenticidad y la perseverancia son más importantes que el conformismo y la apariencia.

Además, el elenco secundario es fundamental para el éxito de la película. Luke Wilson, como Emmett Richmond, aporta un contrapunto cómico y de apoyo a Elle, mientras que Amanda Seyfried, en su debut cinematográfico, interpreta a Vivian Kensington con una elegancia y un toque de ironía que complementan a la perfección a Witherspoon. El desarrollo de los personajes secundarios, con especial atención a las tensiones y los malentendidos que surgen en el campus, añade profundidad y complejidad a la narrativa. “Una rubia muy legal” es, en última instancia, una película reconfortante y, de alguna manera, inspiradora, que recuerda que el éxito se construye con inteligencia, determinación y un buen sentido del humor.

Nota: 8/10