“Una terapia peligrosa” (Paterson, 2019) es una de esas películas que se te queda en la memoria por su singularidad. Dirigida por Jerry Lewis, un nombre que a menudo se asocia con comedias físicas y melodramáticas, esta película es, paradójicamente, una reflexión profundamente humana sobre la soledad, la incomunicación y la búsqueda de la conexión. La premisa, a primera vista, es simple: un capo de la mafia, Paul Vitti (Robert De Niro), se somete a terapia para parecer más valiente y seguro de sí mismo en un contexto de intrigas y rivalidades mafiosas. Sin embargo, la película va mucho más allá de la mera trama criminal, explorando la psicología de sus personajes con una honestidad sorprendente y a veces incómoda.
Robert De Niro ofrece una actuación magistral, sin necesidad de recurrir a gestos exagerados o a la comedia física que nos recuerda a sus trabajos anteriores. Su interpretación de Vitti es sutil, casi silenciosa en muchos momentos, transmitiendo un profundo sentimiento de vulnerabilidad y aislamiento. Lo que Jerry Lewis consigue es que el espectador se identifique con la angustia del personaje, con su temor a ser considerado un cobarde y su necesidad de ser aceptado. La película se beneficia enormemente de esta interpretación, convirtiendo la situación de terapia en un mecanismo para explorar las profundidades de la psique de Vitti.
La relación entre Vitti y Ben Sobol (James Gandolfini), el "comecocos" divorciado que es su terapeuta, es el corazón de la película. Gandolfini, en una de sus últimas interpretaciones, aporta una calidez y una inteligencia inesperadas a este papel. La dinámica entre ambos es inteligente, divertida y, a su vez, inquietante. La película explora cómo dos hombres de mundos completamente diferentes pueden encontrar un terreno común, no por necesidad de compartir sus vidas, sino por la simple necesidad de comprenderse. La película no intenta juzgar a ninguno de los dos, sino que observa cómo se influyen mutuamente, y cómo ambos, a su manera, buscan llenar un vacío interior.
La dirección de Jerry Lewis es impecable. Evita caer en clichés y estereotipos, creando un ambiente claustrofóbico y opresivo que refleja el estado mental de Vitti. La fotografía, con sus tonos apagados y su iluminación sombría, contribuye a la atmósfera general de la película. Además, la banda sonora, con composiciones minimalistas y evocadoras, refuerza las emociones y la tensión de la trama. La película no es fácil de ver, ya que aborda temas complejos como la soledad, el miedo y la identidad, pero su honestidad y su sensibilidad la convierten en una experiencia cinematográfica memorable. La película es un recordatorio de que incluso en los lugares más oscuros, la conexión humana puede encontrar un camino.
Nota: 8/10