Underworld: La rebelión de los licántropos (2009)

“Underworld: La Rebelión de los Licántropos” no es, sin duda, la joya de la corona de la franquicia, pero sí que representa un paso interesante en la evolución de la saga. El cambio de perspectiva, centrándose en el origen del conflicto entre vampiros y licántropos, es una apuesta arriesgada que, en última instancia, resulta gratificante para los fans y también ofrece un punto de entrada más accesible para nuevos espectadores. La película se distancia, con éxito, de la formula y ofrece una visión más profunda de las motivaciones y la historia de ambos bandos.

La dirección de Andrew Davis logra mantener un ritmo ágil y con mucha acción, esencial para un género como el de terror gótico. Las escenas de lucha son espectaculares y bien coreografiadas, con una puesta en escena que aprovecha al máximo los escenarios oscuros y la iluminación. Sin embargo, a veces la acción se siente un poco desprovista de emoción real, casi como si fuera una competición de acrobacias. El uso del CGI, aunque mejorado con respecto a entregas anteriores, todavía es perceptible en algunos momentos, lo que resta inmersión a ciertas secuencias de acción que idealmente podrían haber sido más convincentes con efectos prácticos.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Bill Neal como Lucian, el “Death Dealer” más implacable, aporta una presencia amenazante y un arrollador carisma. Lena Headey ofrece una interpretación convincente como Selene, una figura conflictiva atrapada entre la lealtad a su pasado y el deber de proteger el futuro. Sin embargo, el personaje de James Schwarzenegger como Viktor, el licántropo que sirve como catalizador para la rebelión, es, quizás, el que menos profundidad tiene. Su interpretación es correcta, pero no logra transmitir la complejidad que el personaje podría haber tenido. La química entre Headey y Neal es palpable, lo que enriquece la dinámica de la película y la tensión dramática.

El guion, sin embargo, es donde la película tiene sus mayores fallos. La trama, si bien intenta ser elaborada, se siente a veces demasiado sobrecargada. Se introducen demasiados personajes secundarios y subtramas que, en última instancia, no contribuyen significativamente a la historia principal. Las motivaciones de algunos personajes son poco claras, y el desarrollo de ciertos conflictos se siente apresurado. El intento de explorar la complejidad moral de ambos bandos, la lealtad familiar y el deber, es ambicioso, pero a veces la película se pierde en explicaciones y justificaciones que terminan siendo redundantes. Se echa de menos una mayor exploración de la psique de los personajes, especialmente la de Selene, que permanece en gran medida como un enigma conmovido por el destino.

A pesar de sus fallos, “Underworld: La Rebelión de los Licántropos” es una película entretenida que, si bien no llega a ser un hito, ofrece un buen espectáculo visual y una interesante exploración del origen del conflicto entre vampiros y licántropos. La película se beneficia de la fidelidad a la estética de la saga y de un elenco carismático. Sin embargo, el guion carece de la profundidad necesaria para convertirla en una obra maestra del género.

Nota: 6.5/10