“Une nuit” (Una Noche), dirigida por Olivier Nakache y Éric Tessier, no es una epopeya romántica ni un drama trascendental. Es, en esencia, un ejercicio de comedia que reside en la sutil belleza de la conexión improbable. Y lo logra, a mi juicio, con notable éxito, gracias a una dirección que sabe equilibrar el caos y la vulnerabilidad de sus personajes, ofreciendo una experiencia cinematográfica refrescante y, a veces, sorprendentemente conmovedora.
La película se centra en la suerte, o quizás la mala suerte, que une a Alex (Alex Lutz) y Karin (Karin Viard). Sus encuentros casuales en el metro de París, impulsados por una disputa inicial de trivialidades, crean el escenario para una noche memorable, llena de momentos incómodos y situaciones verosímiles. No se trata de un romance idealizado, sino de un encuentro fugaz que explora la naturaleza efímera de la atracción y la posibilidad de encontrar un poco de magia en la rutina diaria. La dirección aprovecha a la perfección la claustrofobia de la cabina de fotos, el espacio reducido que se convierte en el epicentro de sus interacciones.
Las actuaciones son el corazón de la película. Alex Lutz y Karin Viard, quienes también co-escribieron el guion, ofrecen una química palpablemente real. Lutz, con su encanto estudiado y su sutil humor, y Viard, interpretando un personaje que oscila entre la exasperación y la vulnerabilidad, crean un diálogo natural y divertido. Complementan a la perfección el elenco de secundarios, con Jérôme Pouly y Noémie de Lattre aportando matices y subrayando la complejidad de sus personajes. No se trata de que sean actores geniales, sino de que transmiten una sensación de autenticidad que hace que sus interacciones sean creíbles.
El guion, escrito por Lutz y Viard, se beneficia de su conocimiento de la ciudad de París y de sus habitantes. La película está salpicada de detalles locales, de observaciones sobre la vida cotidiana parisina, que le otorgan un aire genuino. La trama es sencilla pero efectiva, se basa en la tensión entre lo accidental y lo deliberado, entre el deseo y la incredulidad. A pesar de su aparente simplicidad, la película explora temas universales: la soledad, la búsqueda de conexión, la capacidad de sorprenderse ante lo inesperado. Es una película que, a pesar de ser ligera y divertida, invita a la reflexión sobre la fragilidad de las relaciones humanas.
Quizás no sea una obra maestra cinematográfica, pero “Une nuit” es un pequeño tesoro. Es una película que te alegra el día, te recuerda que la belleza puede encontrarse en los lugares más inesperados y te hace preguntarte qué pasaría si te cruzaras con esa persona en esa cabina de fotos.
Nota: 7/10