Unheimlich perfekte Freunde (2019)

“Unheimlich perfekte Freunde” (Amigos Perfectamente Desconcertantes) es una incursión audaz y sorprendentemente inquietante en el género de la comedia surrealista, una película que, aunque quizás no para todos los públicos, recompensa a aquellos dispuestos a dejarse llevar por su atmósfera particular. La película, firmada por el director Philipp Stölzl, se distingue por una estética visual deliberadamente retro, que evoca el diseño de producción de las décadas de 1970 y 80, creando un mundo onírico y a la vez familiar. Este diseño visual, con sus colores vibrantes, su paleta de tonos pastel y sus objetos cotidianos elevados a lo extraordinario, es un componente clave para construir la peculiaridad de la narrativa.

El guion, escrito por Johannes Klein y Florian Märk, se aferra a una premisa fantástica: la creación de un gemelo perfecto. La idea, inicialmente inocente, se convierte rápidamente en un catalizador para el caos. La película, más que centrarse en el humor slapstick, se concentra en las consecuencias psicológicas de la manipulación y el deseo insaciable. La relación entre Fred y Ulrich es el núcleo central y la película explora con sutileza, pero con una potencia innegable, el impacto de la obsesión y la dificultad de mantener una promesa, especialmente cuando se trata de algo tan radical como la creación de un alter ego. El guion no rehúye de la ambigüedad moral y nos obliga a cuestionar qué significa realmente "perfección" y el precio que estamos dispuestos a pagar por alcanzarla.

Las actuaciones son impecables. Nico Hauptmann, como Fred, transmite con convicción la frustración, la confusión y la creciente desesperación de un niño que se enfrenta a un mundo que se desmorona bajo el peso de sus propios deseos. Sin embargo, la verdadera joya de la película es Martin Grueber en el papel de Ulrich. Grueber logra una asombrosa transformación, no solo física sino también emocional. Ulrich se presenta como un personaje profundamente inquietante, un chico con un aire de vacuidad y una perfecta imitación de la perfección que, paradójicamente, lo hace terriblemente humano y, en última instancia, trágico. La química entre los dos actores es vital para que el conflicto emocional funcione y la tensión se perciba.

A pesar de su tono a veces oscuro y su ritmo pausado, “Unheimlich perfekte Freunde” ofrece momentos genuinamente divertidos y visualmente impactantes. La película evita caer en la parodia superficial, manteniendo un equilibrio delicado entre la fantasía y la realidad. Es una película que invita a la reflexión, a la contemplación y, sobre todo, a la sorpresa. No es un espectáculo fácil, pero sí es una experiencia cinematográfica memorable que, a largo plazo, perdura en la mente y estimula la conversación. La banda sonora, con melodías inquietantes y evocadoras, complementa a la perfección la atmósfera particular de la película, reforzando el ambiente onírico y la sensación de incomodidad propicia.

Nota: 8/10