Único testigo (1985)

“Único testigo” (Witness) no es simplemente un thriller policiaco; es una meditación sobre la inocencia, el aislamiento y la dificultad de comunicarse cuando las barreras lingüísticas y culturales se cierran sobre uno. La película, dirigida con maestría por Peter Weir, logra un equilibrio delicado entre el drama criminal y la historia humana, dejando una huella duradera en el espectador. La película, estrenada en 1985, se mantiene sorprendentemente fresca, no solo por su estética retro pero, sobre todo, por la honestidad de sus personajes y su atmósfera introspectiva.

La dirección de Weir es impecable en su uso de la naturaleza como refugio y catalizador de la transformación. La fotografía de Roger Deakins, con sus tonos apagados y sus paisajes neblinosos de Pennsylvania, contribuye a crear una atmósfera de inquietud y melancolía. No es una película explosiva, sino una que se construye lentamente, a través de pequeños detalles y miradas, capturando la soledad de John Book (Harrison Ford) y la confusión de Samuel. La película se caracteriza por un ritmo pausado y deliberado que permite al espectador sumergirse por completo en el mundo que Weir ha creado. El uso del sonido, a menudo limitado a la banda sonora o al rugido del motor, también juega un papel fundamental en la construcción de la tensión.

Harrison Ford ofrece una actuación sutil pero poderosa como John Book, un policía traumatizado por el pasado, atormentado por la pérdida de su hija y obligado a abandonar su vida anterior para proteger a un niño inocente. Su interpretación no busca la grandilocuencia, sino la vulnerabilidad y la desesperación. La relación entre Book y Samuel (Fred Savage) es el corazón de la película. No es una relación de padre e hijo, sino una conexión forjada a través de la necesidad y la empatía. La barrera del idioma, representada de manera magistral, no es un obstáculo insuperable, sino una prueba que ambos deben superar para entenderse y protegerse mutuamente. El guion, adaptado de un relato de Stephen King, se aleja de la excesiva violencia y se centra en el impacto emocional del evento traumático en los personajes. La trama secundaria, aunque presente, nunca eclipsa la relación central y la sensación de peligro constante.

Uno de los aspectos más memorables de "Único testigo" reside en su capacidad para generar un debate sobre la moralidad y la justicia. Book, un policía corrupto, se ve obligado a confrontar sus propios demonios y a reconsiderar sus valores al defender a Samuel. El thriller policiaco se transforma en una historia sobre la redención, la responsabilidad y la búsqueda de la verdad. Es una película que invita a la reflexión sobre la fragilidad de la inocencia y el impacto duradero de la violencia en la vida de las personas. El final, en particular, es agridulce y ambiguo, dejando al espectador con la sensación de que el viaje de Book no ha terminado, sino que ha comenzado en realidad.

Nota: 8/10