Vanguard (2020)

“Vanguard” es, en su esencia, una película de acción implacable y, francamente, un poco descuidada. No pretende ser una obra maestra cinematográfica ni desafiar las convenciones del género, sino un espectáculo de persecución y explosiones diseñado para mantenerte pegado a la butaca. Y en ese sentido, cumple su cometido, aunque con una ejecución que deja margen de mejora. La película se centra en Elias, un contable mediocre y vulnerable, interpretado con una naturalidad casi dolorosa por Benicio Del Toro. Su personaje, atrapado en una red de deudas y engaños, se convierte en el blanco de ‘Silas’, una organización de mercenarios dirigida por el enigmático y despiadado Silas (Jonathan Banks). La premisa es simple: Elias, sin opciones, se ve obligado a contratar los servicios de Vanguard, una compañía de guardaespaldas que opera al margen de la ley.

La dirección de Pål Sverè Høi se mantiene a un ritmo frenético, buscando constantemente la adrenalina. Las persecuciones son coreografiadas con soltura, aprovechando al máximo los escenarios urbanos de Nueva York y, posteriormente, algunos paisajes espectaculares de Europa. Sin embargo, esa misma agresividad estilística a veces se traduce en un exceso de ‘boom’ y ‘pow’ que, en lugar de intensificar la tensión, pueden resultar en momentos de desconexión. La película no se permite respirar, no se da espacio para el desarrollo de personajes más allá de la trama de acción y, por ende, las motivaciones de Silas, cuya filosofía retorcida es más explicada que demostrada. El antagonista, Jonathan Banks, ofrece una interpretación convincente de la frialdad y la crueldad, pero está muy limitado por el guion.

El guion es, sin duda, el punto más débil de “Vanguard”. La historia se siente genérica y predecible, repleta de clichés del género de acción. Los diálogos son funcionales pero carentes de profundidad y, a menudo, recaen en la exposición en lugar de en la acción. La construcción del mundo de Vanguard, la organización de guardaespaldas, se presenta de forma apresurada, con detalles escasos que dificultan la comprensión de su estructura interna y sus métodos de operación. Se intuye que se podría haber explorado más la dinámica de este grupo, su código de honor, sus conflictos internos, pero la película se mantiene centrada en la persecución. La relación entre Elias y el líder de Vanguard, interpretado por Nikolaj Coster-Waldau, es un elemento interesante, pero su desarrollo se ve truncado por la necesidad de avanzar en la trama.

A pesar de sus defectos, “Vanguard” ofrece momentos de entretenimiento puro y duro. La coreografía de las persecuciones, la fotografía estilizada y las interpretaciones sólidas de Del Toro y Banks compensan en parte las fallas del guion. Si buscas una película de acción para desconectar y disfrutar de unos minutos de adrenalina, “Vanguard” podría ser una opción aceptable. Pero no esperes una experiencia cinematográfica trascendental. La película no busca nada más que llenar la pantalla con explosiones y persecuciones, y en ese aspecto, lo logra con notable éxito, aunque sin pretender ser memorable.

Nota: 6/10