
Vaya par de idiotas (1996)
(EN) · Comedia · 1h 54m
No te gustaría conocer a esos idiotas en un callejón.

Dónde ver Vaya par de idiotas
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Sinopsis
Roy Munson es el nuevo campeón de bolos de Iowa. Tras su primer torneo como profesional, intenta timar a unos incautos, pero las cosas salen mal y pierde una mano. Veinte años después, Roy sobrevive como puede vendiendo suministros en las boleras, pero, un día, conoce a Ismael Boorg, un jugador de bolos amish, y tratará de embaucarlo para ganar dinero.
Ficha de la película
Kingpin
EN
Bradley Thomas, Steven Stabler, Brad Krevoy
Reparto principal de Vaya par de idiotas
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Vaya par de idiotas.
Tráiler Oficial

Nuestra crítica de Vaya par de idiotas
Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.
Diecisiete años después, Munson es un gordo, calvo y arruinado, que se gana la vida como puede vendiendo accesorios para boleras. Hasta que descubre a Ishmael, un aficionado que maneja los bolos como nadie y que pertenece a la comunidad 'amish'. En él Roy ve la posibilidad de ganar mucha pasta e intenta convencerle para que compita en el torneo de bolos de Reno, donde el ganador se llevará un millón de dólares.
Críticas de la película
Opiniones reales de usuarios que han visto Vaya par de idiotas. Consulta sus valoraciones y comentarios.
“Vaya par de idiotas” (originalmente “The Great Outdoors”) no es, por supuesto, una obra maestra cinematográfica. De hecho, la película se erige como un ejemplo perfecto de comedia slapstick, un género que, si bien tiene su público y valor, suele ser vulnerable al juicio crítico. Sin embargo, es innegable que esta película de 1989, dirigida por Brian Levant, posee un encanto peculiar y una frescura sorprendente que justifica su permanencia en la memoria colectiva, y que, a pesar de sus defectos, genera una sensación de diversión genuina.
La premisa, una mezcla improbable entre aventura, comedia y un toque de humor rural, no es precisamente innovadora. Un campeón de bolos pasado por alto, que busca engañar a un campesino amish para obtener dinero, es un cliché recurrente. No obstante, la película se beneficia de una dirección visualmente atractiva, especialmente en sus escenas de acción, que abundan en un paisaje rural de Iowa. Los planos amplios, la utilización de los espacios naturales y la puesta en escena, aunque a veces exagerada, contribuyen a generar un ambiente visualmente estimulante, y a una sensación de escapismo que puede resultar atractivo para el espectador. La banda sonora, con melodías country y canciones pegadizas, complementa perfectamente la estética general de la película.
Las actuaciones, por su parte, son sorprendentemente sólidas, dado el tono cómico y la naturaleza del material. Bill Murray, en el papel de Roy Munson, entrega una interpretación descaradamente divertida, aprovechando al máximo el carácter del personaje – un tipo con poca escrúpulos, con una brújula moral bastante flexible. Su carisma y su capacidad para transmitir una mezcla de arrogancia y vulnerabilidad son un punto fuerte de la película. Sin embargo, la actuación de Dan Ackroyd como el contable, Walter, es quizás la más memorable, ofreciendo momentos de hilaridad pura. La química entre ambos actores es evidente y es uno de los pilares del éxito cómico de la película. En el papel del contable, Ackroyd logra una actuación que trasciende el simple humor slapstick, dotando al personaje de una profundidad sorprendente y generando simpatía en el espectador. La actuación de Dan Ackroyd es, sin duda, la joya de la corona.
El guion, aunque previsible, tiene sus momentos de ingenio. Las situaciones absurdas, los diálogos rápidos y la abundancia de gags visuales son el sello distintivo del género. Si bien la trama principal es bastante sencilla, la película se beneficia de un ritmo dinámico y de una sucesión de eventos inesperados que mantienen al espectador enganchado. No obstante, la película no se atreve a explorar las implicaciones sociales del personaje de Roy Munson ni a profundizar en las razones detrás de sus acciones. El guion se mantiene en la superficie, centrando su atención en la comedia pura y dura, lo cual, aunque entretenido, puede resultar algo superficial. La película no busca ser profunda; simplemente busca divertir.
En definitiva, “Vaya par de idiotas” es una comedia ocasional que, gracias a su dirección habilidosa, a las actuaciones memorables y a su atmósfera rural, logra superar sus propias limitaciones. No es una película que cambie tu vida, pero sí es capaz de proporcionar un rato de entretenimiento ligero y, en ocasiones, hasta hilarante. Es una comedia de los 80, con un estilo particular y una sensación nostálgica que la convierte en una película agradable de ver.
Nota: 7/10
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