Vaya par de locos (1998)

“Vaya par de locos” (originalmente “Wild Child”) no es una película que busca reinventar la comedia familiar, sino que se apoya en una fórmula probada y efectiva: la confrontación entre la infancia rebelde y las expectativas de los padres, ambientada en un contexto paradisíaco que contrasta con el sufrimiento de los protagonistas. La película, dirigida por Cameron Crowe, logra un equilibrio interesante entre la comedia y el drama, aunque a veces se inclina demasiado hacia lo fácil y lo caricaturesco.

El guion, en general, es sólido y mantiene un ritmo constante. La premisa -dos hermanos adolescentes enviados a un campamento de verano en Utah tras un incidente escolar – es simple pero permite explorar las dinámicas familiares y el desarrollo personal de los personajes. Sin embargo, el guion recurre a algunos clichés de la comedia adolescente: situaciones exageradas, diálogos ingeniosos pero a veces superficiales, y personajes secundarios que sirven más para catalizar la trama que por sí mismos. La parte inicial, centrada en la vida lujosa y despreocupada de los hermanos Deedle en Hawai, podría haber sido más rica en detalles y explorar mejor la ambivalencia que sienten hacia su padre, un hombre exitoso pero ausente emocionalmente.

Las actuaciones son, en su mayor parte, sólidas. Eddie Meyer y Noah Hathaway, como los hermanos Bryce y Walt, logran transmitir la frustración, la rebeldía y el afecto fraternal que los define. Meyer, en particular, posee una energía contagiosa y su capacidad para expresar las emociones de un adolescente irritado y a la vez vulnerable es destacable. Hathaway, por su parte, aporta un toque de inocencia y torpeza que complementa a su hermano. Aunque el resto del elenco ofrece interpretaciones competentes, algunos personajes, como la enfermera del campamento, se reducen a meros pilares cómicos.

La dirección de Crowe se centra en la estética del lugar y en la experimentación con formatos. El uso de flashbacks y la inclusión de entrevistas a personajes secundarios, presentados como “entrevistados” dentro de la película, es una técnica interesante y visualmente atractiva. Esta forma de narrar, aunque innovadora en su momento, puede resultar un poco artificiosa y distrae de la historia principal. Sin embargo, Crowe logra crear una atmósfera vibrante y llena de color, reflejando la exuberancia de Hawai y el ambiente campestre de Utah. La banda sonora, repleta de éxitos de los años 80, contribuye significativamente al tono de la película, evocando una nostalgia nostálgica.

En definitiva, “Vaya par de locos” es una comedia familiar entretenida y visualmente agradable, aunque no especialmente profunda o original. Si bien su premisa y algunos de sus elementos narrativos son arquetípicos, la película logra generar momentos divertidos y emotivos, y ofrece un retrato convincente de la adolescencia y las dificultades familiares. Es una película que, como muchos otros éxitos de taquilla de su época, se aferra a la diversión y al espectáculo, sin ambicionar trascender su género.

Nota: 6.5/10