Veloz como el viento (2016)

“Veloz como el viento” (Speed) no es solo una película de acción frenética; es un relato emocionalmente resonante sobre la conexión familiar y el precio que se paga por perseguir los sueños. Dirigida por Jan de Bont, la película se erige como un clásico instantáneo de los años 90, una explosión de adrenalina, humor y, sorprendentemente, un profundo mensaje sobre la importancia de las relaciones. La película no se centra únicamente en la velocidad, sino en la velocidad con la que las vidas de la familia De Martino se entrecruzan y se ven forzadas a cambiar irrevocablemente.

Jan de Bont, conocido por su trabajo en Disney, demuestra una habilidad sorprendente para capturar el caos y la urgencia de la situación. La dirección es visceral, colocando al espectador directamente en la cabina del autobús, sintiendo el sudor en la frente de Keanu Reeves (interpretando a David Delucci) y la presión de las exigencias de la bomba. La puesta en escena es dinámica y dinámica, con planos inclinados que intensifican la sensación de inminente peligro. No obstante, es importante señalar que la dirección, aunque efectiva, a veces recae en clichés del género de acción, utilizando un ritmo acelerado y efectos visuales exuberantes que, en ciertos momentos, pueden resultar un poco excesivos. Sin embargo, la maestría de de Bont radica en equilibrar este exceso con la construcción de personajes con los que podemos conectar.

Las actuaciones son sólidas y convincentes. Keanu Reeves, en un papel que lo catapultó a la fama, ofrece una interpretación honesta y llena de matices. Su personaje, un antiguo piloto que ha perdido su licencia, se ve obligado a volver a la competición para salvar a su familia. Sandra Bullock, como Annie Moss, una joven ingeniera con un plan audaz, complementa la actuación de Reeves con una química innegable. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en las interpretaciones de los hermanos De Martino. Johnny Whitworth como Mario, el padre, y Vincent Spano como Loris, transmiten la lucha interna de un hombre que intenta proteger a sus hijos, a menudo fracasando pero siempre luchando. Los hermanos De Martino aportan una autenticidad conmovedora a la historia.

El guion, coescrito por Jan de Bont y Steven Knight, es inteligente. Le da al espectador una visión de la vida de un piloto, no sólo del éxito en la pista, sino de los peligros y las consecuencias de su profesión. La premisa, la bomba en el autobús escolar, es original y crea una tensión constante. No obstante, en ocasiones, el guion se permite caer en simplificaciones y estereotipos del género, presentando personajes secundarios caricaturescos. La trama, aunque tensa, a veces se apoya demasiado en situaciones predecibles, pero el ritmo frenético y la banda sonora vibrante compensan estas debilidades.

En definitiva, "Veloz como el viento" es un thriller emocionante y un entretenido espectáculo visual. Aunque no es una obra maestra cinematográfica, ofrece una experiencia cinematográfica intensa que recuerda a los clásicos del género. Es un reflejo de los desafíos familiares y de la búsqueda de la libertad, envueltos en un paquete de acción y adrenalina.

Nota: 7/10