Venganza personal (1994)

“Venganza personal” no es una película que marque un hito en la comedia de acción, pero sí que consigue ofrecer un entretenimiento sólido y, en ocasiones, sorprendentemente divertido. Dirigida por Walter Hill, un veterano del género que ha demostrado una habilidad singular para crear personajes duros y situaciones explosivas, la película se aprovecha de la familiaridad del tropo del hombre endurecido por el pasado que busca justicia por sus propios medios. Sin embargo, al igual que con muchos ejemplos de este subgénero, el guion, aunque funcional y lleno de giros, se siente a veces predecible y recurrente a algunos clichés.

El núcleo de la película reside en Paul Kersey, interpretado con una intensidad física y emocional convincente por Clint Eastwood. Eastwood, a sus años, encarna al personaje con una elegancia habitual, transmitiendo una sensación de cansancio y una determinación silenciosa. Su mirada, ese "ojo del perro" que le ha caracterizado a lo largo de su carrera, es el mejor aliado del espectador para comprender la profunda herida que su pasado le ha dejado. Sin embargo, el guion, aunque permite a Eastwood demostrar su maestría, no le proporciona suficientes oportunidades para profundizar en el trauma que ha marcado su vida, limando, de alguna manera, la posibilidad de que el personaje alcance una verdadera redención.

La relación entre Kersey y Olivia (Sharon Stone), una diseñadora de moda con un pasado propio que la ha convertido en objetivo de la violencia, es otro punto fuerte. Stone ofrece una interpretación directa y sin artificios, mostrando la vulnerabilidad bajo la fachada de una mujer fuerte y con recursos. Su química con Eastwood es palpable, y la tensión que se construye entre ambos es uno de los elementos más interesantes de la película. Sin embargo, el desarrollo de la relación, aunque presente, queda a menudo eclipsado por la acción y la necesidad de mantener el ritmo acelerado.

Walter Hill, como director, se centra en la puesta en escena, creando secuencias de acción frenéticas y con un gran despliegue de coreografía. Las escenas de lucha son intensas, con una estética visual que recuerda a las películas de Hong Kong de los años 80, pero con la crudeza y el realismo de los westerns. La música, con la emblemática "Boss of None" de Ennio Morricone, refuerza la atmósfera de peligro y tensión. A pesar de que la violencia es explícita, Hill la integra de una manera que, en ocasiones, adquiere un tono casi estilístico, convirtiéndola en un elemento distintivo de la película. No obstante, a veces esta estilización puede resultar excesiva, reducendo el impacto emocional de algunos momentos.

En definitiva, "Venganza personal" es un entretenimiento sólido, con un Clint Eastwood en gran forma y unas escenas de acción bien coreografiadas. Aunque el guion no destaca y algunos personajes carecen de profundidad, la película ofrece un buen rato en el cine, gracias a la presencia de sus protagonistas y la dirección de Walter Hill. Una película que se disfruta más por el espectáculo que por la complejidad narrativa.

Nota: 7/10