Ventanas (1980)

“Ventanas” (Windows), la reciente propuesta de la directora Sarah Geller, no es un melodrama convencional ni una exploración fácil de las relaciones personales. Es, en cambio, una película inquietante y atmosférica que se instala en la psique de sus personajes, utilizando el ambiente opulento y, a la vez, lúgubre de Brooklyn para construir una narrativa cargada de simbolismo y ambigüedad. La película se centra en la relación entre Beatrice, una mujer mayor y lesbiana, y Leo, un taxista de rostro curtido y una actitud desafiante que contrasta fuertemente con su aparente fragilidad. Esta dinámica, a la vez disfuncional y obsesiva, es el núcleo que vertebra la trama y el motor que impulsa la narrativa.

Sarah Geller logra con maestría evocar una sensación de incomodidad constante. El uso de la cámara, a menudo enfocada en los detalles mínimos, en las texturas de los interiores, en las miradas silenciosas, crea una atmósfera densa y claustrofóbica. No se explican las motivaciones de los personajes con claridad; más bien, se observan sus acciones, se siente su desasosiego. La dirección de fotografía, con una paleta de colores apagados y una iluminación tenue, refuerza esa sensación de desolación y pérdida. Geller evita los clichés del melodrama lésbico, y es precisamente esta deliberada ausencia de sentimentalismos lo que hace que la película sea tan efectiva. No se busca la aprobación del espectador; se le invita a cuestionar, a interpretar, a sentir.

Las actuaciones son excepcionales. Helena Bonham Carter, en el papel de Beatrice, ofrece una interpretación cautivadora. Transmite, con una mirada penetrante y una voz suave pero firme, la desesperación y la ambición que se esconden tras su fachada de elegancia. Y la interpretación de Michael Pitt como Leo es simplemente magistral. Pitt no se limita a interpretar un personaje violento y desinhibido; le da una profundidad insospechada, mostrando un destello de vulnerabilidad y un pasado oscuro que explican, en parte, sus acciones. La química entre ambos actores es palpable, aunque no se basa en el romance convencional. Se trata de una relación de dependencia, de necesidad, que se manifiesta de maneras extrañas y perturbadoras.

El guion, escrito por Geller y Claire Shields, es el elemento más complejo de la película. Se centra en la búsqueda de Beatrice, no por dinero o por poder, sino por un tipo específico de satisfacción, una forma de llenar un vacío existencial. La película no ofrece respuestas fáciles, se deja abierta a múltiples interpretaciones. Se podría argumentar que la obsesión de Beatrice es una forma de autoafirmación, una lucha contra el paso del tiempo y la soledad. O que se trata de una manifestación de un trauma no resuelto. La ambigüedad del guion es intencionada y, en última instancia, es lo que le da a la película su mayor valor. Es una invitación a la reflexión sobre la naturaleza de la identidad, la búsqueda del significado y la capacidad humana para la autodestrucción. "Ventanas" no es una película para todos, pero para aquellos que se atreven a enfrentarse a su oscuridad, es una experiencia cinematográfica inolvidable.

Nota: 8/10