Verano del 85 (2020)

“Verano del 85” es mucho más que una simple película de verano; es una meditación sutil pero poderosa sobre la adolescencia, la pérdida y la búsqueda de significado en una época de promesas incumplidas. La película, dirigida por Andrew Haigh, nos sumerge en la mente de Alexis, un joven con una inquietud latente que lo lleva a un oasis de relativa normalidad: un resort de Normadía, en la costa inglesa, durante el verano de 1985. La película no intenta glorificar la época ni recrear un sueño idealizado del pasado; en cambio, presenta un verano impregnado de melancolía, de una sensación constante de que algo está a punto de romperse.

El guion es magistral en su concisión y ambigüedad. Haigh evita la exposición excesiva, dejando que la historia se desarrolle a través de los ojos de Alexis, interpretado con una vulnerabilidad conmovedora por Timothée Chalamet. Su personaje, en un papel que parece estar hecho a su medida, no es un héroe ni un villano; es un joven atormentado, incapaz de comunicar sus emociones y buscando desesperadamente una conexión. La película se centra en su relación con Oliver (Asa Butterfield), un chico de su edad que, a pesar de sus propias inseguridades, se convierte en un refugio para Alexis. La dinámica entre ambos es la pieza central de la narrativa y se construye con una sutileza que aumenta la tensión y la empatía del espectador.

La dirección de Haigh es notable, empleando la fotografía y la banda sonora para crear una atmósfera envolvente. El color, a menudo apagado, refleja el estado emocional de Alexis, mientras que la música de los 80, cuidadosamente seleccionada, evoca la nostalgia y la idealización del pasado. El director no recurre a clichés dramáticos; en cambio, construye un relato naturalista, centrado en los silencios, las miradas y las pequeñas conversaciones que definen las relaciones adolescentes. La película no se limita a mostrar la atracción sexual entre Alexis y Oliver; explora la incomunicación, el miedo y la búsqueda de aceptación, temas universales que resuenan profundamente.

Timothée Chalamet ofrece una actuación excepcionalmente intensa, transmitiendo la complejidad de Alexis con una intensidad silenciosa. Asa Butterfield complementa su interpretación con una fragilidad igualmente convincente. La película se beneficia enormemente de la química entre los dos actores, que logran crear una sensación de autenticidad en su relación. “Verano del 85” es una película delicada, que exige una atención plena por parte del espectador, pero que recompensa esa atención con una experiencia cinematográfica profundamente conmovedora. No es una película fácil de ver, pero es una película que te marcará.

Nota: 8.5/10