Very Bad Things (1998)

“Very Bad Things” (1998) es una película que, a pesar de su reputación, merece una mirada más atenta que la simple etiqueta de “comedia de perritos”. La película, dirigida con una precisión inquietante por Andrew Bergman, no se limita a ser un simple escape para la noche de bodas, sino que se adentra en las consecuencias terribles de un exceso de alcohol, la presión de la amistad y la pérdida de control. Bergman consigue, a lo largo de su duración, construir una atmósfera de tensión palpable, un ambiente donde la diversión se convierte rápidamente en un terreno peligroso. La película, desde sus inicios, establece una dinámica de amistad masculina compleja y, con el tiempo, se revela como una reflexión oscura sobre los límites morales.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Michael Keaton, como Fisher, entrega un retrato convincente de un hombre que, en un momento de rebeldía, toma decisiones con consecuencias devastadoras. Su evolución, desde la jovialidad hasta el horror, es brutalmente realista. Sin embargo, es el reparto secundario el que realmente brilla. Kyle Gass, como el inconfundible Steve, ofrece una actuación memorables, combinando el sarcasmo desenfrenado con momentos de vulnerabilidad que revelan la fragilidad bajo la fachada de diversión. Robert Downey Jr., en un papel sorprendentemente sutil, logra transmitir la culpa y el remordimiento de un hombre que, aunque participando en los excesos, se siente profundamente afectado por los hechos.

El guion, a cargo de Ted Gregson y Joe Wright, no se aferra a la comedia barata, aunque sí utiliza el humor negro como herramienta. La trama, centrada en la celebración de bodas, se complica rápidamente cuando los amigos de Fisher deciden organizar un desafío de sexo que, por supuesto, sale horriblemente mal. El guion explora la dinámica de poder dentro del grupo de amigos, revelando secretos, rivalidades y la constante necesidad de impresionar. La película no se encasilla en un género único; es una mezcla de comedia negra, thriller psicológico y drama criminal, elementos que se integran con sorprendente fluidez. Lo que realmente distingue a la película es su capacidad para mostrar cómo la búsqueda de la diversión desenfrenada puede conducir a consecuencias inimaginables. La película se basa en la verosimilitud, presentando situaciones que, aunque extremas, podrían fácilmente ocurrir en un contexto de celebración excesiva. La dirección visual es efectiva, utilizando la iluminación y la composición de plano para intensificar la atmósfera de suspense.

Aunque la película ha sido criticada por su contenido y por algunos de sus elementos más extremos, es innegable su impacto cultural y su capacidad para generar debate. “Very Bad Things” es una película que, más allá de su reputación, ofrece una mirada despiadada a la naturaleza humana, a los lazos de la amistad y a las decisiones que, a veces, tomamos por impulso. Es una película que no te dejará indiferente y que, sin duda, te hará reflexionar sobre los límites que debemos establecer en nuestra vida.

Nota: 7/10